LANZAROTE.
Sobre Verónica, un informe de la misma fecha advertía de que sufría “fuertes bloqueos emocionales y tensiones que afectan al desarrollo de su personalidad” y “una actitud reservada y poco comunicativa”, tanto con los profesores como con sus compañeros. “En cuanto a su aspecto físico”, agregaba el informe, “es lo que más preocupa, pues parece presentar índices de desnutrición y ciertas manchas/heridas en partes del cuerpo. Además, suele venir al centro manifestando estados de fatiga y cansancio”.
Quince años después de emitirse ese informe, el pasado mes de febrero, el cadáver de Verónica fue encontrado escondido en un muro de la casa donde convivían su padre y su madrastra, dentro de una bolsa. Ahora, el sumario de la causa judicial abierta, sobre la que ya se ha levantado el secreto, permite reconstruir el horror que vivieron durante años Verónica y su hermano, pero también sus hermanastros, pese a que los Servicios Sociales estaban realizando un seguimiento de ellos desde 1995.
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