Ya sé que muchos dirán que, para lo que ganan, poco hacen. Creo que es una visión ignorante más sacada de la envidia que nos dan que de la realidad que viven día a día. Unos jugadores de fútbol que un día decidieron hacer de su vida un sacrificio del que, ahora, recogen los frutos. Es fácil criticarles cuando el único ejercicio que hacen muchos es caminar el tramo que hay desde su casa al bar. Y no es justo. Esos que hoy cobran dinerales han sacrificado parte de su juventud en cumplir un sueño. ¿Cuántos de ustedes se han atrevido a hacerlo? Pocos, lo sé.
El fútbol es un negocio, y como en todos, se busca la rentabilidad. Se pagan millonadas por los fichajes que hay que amortizar. Para ello, las organizaciones deportivas se inventan competiciones que hacen que los jugadores estén sobresaturados de partidos hasta que llega el momento que sus cuerpos dicen: basta. Lo ha sufrido el Barcelona con las lesiones de Pedri por la gran cantidad de partidos acumulados entre su equipo y la selección española. Luego, le volvió a pasar con Gavi, que se ha pedido prácticamente toda la temporada. Este año, muchos de ellos no tendrán vacaciones. Ahora, tenemos la Eurocopa de selecciones nacionales, luego los Juegos Olímpicos desde el 26 de julio al 11 de agosto. Vaya, justo acaban cuando empieza La Liga en España, prevista para el 16 de agosto.
Los equipos se han plantado y empiezan a boicotear la elección de sus jugadores para los combinados nacionales. Mbappé quería participar en las olimpiadas, pero el Real Madrid le ha negado el permiso. Son muchos millones de euros de inversión para que se esfumen de un plumazo. Lo entiendo. Recuerdo antiguamente cuando era todo más estable. Los equipos se iban de vacaciones, volvían y hacían una pretemporada controlada por los equipos médicos para que los jugadores tuvieran una trayectoria a lo largo del año. Ahora, viven en la más pura improvisación con músculos sobrecargados y lesiones frecuentes que acaban lastrando el rendimiento en el campo. Además, tanta competición nos está hartando de fútbol. Hace 20 años no había otra conversación en la semana que no fuera los partidos de la liga. Hoy, ya nadie habla de fútbol. Lo han banalizado tanto y lo han convertido en una cosa tan cotidiana con la gran cantidad de competiciones que se inventan, que ya ha dejado de tener interés general. Y eso ha ido en detrimento de las asistencias a los estadios y, sobre todo, de las audiencias en televisión.
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