LUIS SERRANO |
Sí, ya sé que la edad es una cosa que va en el carnet de identidad y no define a las personas, pero es que; si a los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos se les cae el DNI al suelo, ya no se pueden agachar a recogerlo. Bueno, tenemos claro que tienen unos pocos guardaespaldas y esbirros que se lo recogerían. Y, si a ellos le unen una corte de «pelotas» que se tirarían en plancha para ser los primeros en hacerlo, ya; ni les cuento. Espero que lo tengan en el bolsillo el 27 de junio, día en que se realizará el debate presidencial, organizado por la CNN.
En el rincón azul, con 81 años, presidente actual y líder del Partido Demócrata: Joe Biden. En el rincón rojo, con 78 y no menos cascado, líder del Partido Republicano: el expresidente Donald Trump. Y ahí tenemos la contienda. Aquí es donde me gustaría incidir, en las meteduras de pata de uno y otro que nos hace dudar si sus partidos no tenían mejores candidatos que ofrecer. De todos es sabido que hasta Trump divagó bastante en sus discursos acerca del deterioro cognitivo de su adversario. Pero bueno, en esos partidos se hacen primarias y esas cosas que hacen que el que llegue a ser el candidato oficial, lo es por haber logrado la mayoría de los apoyos dentro del partido.
Por ahora, la campaña, la van debatiendo acerca de la inmigración. Trump promete un muro de costa a costa que va a dar sombra a todos los estados del sur de los EEUU. Con ello, busca el voto del electorado de raíces americanas, los de las granjas y los pueblos del interior. Y créanme si les digo que son mucho más que los que viven en grandes ciudades. Biden es más moderado. Dice que endurecerá las medidas pero que no separará a las familias y que dará visa a los titulados universitarios. Busca los apoyos de las comunidades de inmigrantes, que también son un buen puñado de votos.
Hace tres años, hasta el propio Biden reconoció ser «una máquina de pifias»; pero es que a veces se le va de verdad. A Kamala Harris, la Vicepresidenta, la ha llamado presidenta varias veces; confundió a Macrón, presidente francés con Mitterrand; la guerra de Ucrania con la de Irak; le pidió, en público, que se levantara, al senador por Misuri Chuck Graham cuando éste va en silla de ruedas; o la mítica frase «Los niños pobres son tan brillantes y tienen tanto talento como los niños blancos» que se explica por si sola y que tuvo que rectificar en directo ante el asombro de la comunidad asiática. Pero, Trump, no se queda atrás y tiene la habilidad de equivocar las ciudades en las que está dando discursos y se le empieza a ver la torpeza al bajar las escaleras y a no saber salir de lío en lío judicial. En fin, que sea cual fuere, este año saldrá elegido el Presidente de los Estados Unidos más longevo de la historia. ¡Que Dios (o quién sea) nos coja confesados!
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