José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
«Te arrodillaste como un hombre/mujer, levántate ahora como un caballero/dama del Templo». Con esta
lapidaria frase este pasado sábado el Maestre de la Orden Templaria de Damas y Caballeros invistió a
los nuevos integrantes de esta Orden, en una ceremonia celebrada en la capital grancanaria.
Los templarios nacieron en el siglo XII con la finalidad de proteger a los peregrinos que viajaban a Tierra
Santa, pero pronto su influencia se extendió por todo el mundo cristiano. Con el paso del tiempo,
llegaron a constituirse en una poderosa organización a la que los reyes solicitaban apoyo, consejo y
dinero. La pérdida de Tierra Santa, la codicia del rey Felipe IV de Francia y la debilidad del Papa Clemente V devinieron en la práctica desaparición de la Orden, aunque en alguna manera permanecieron. pequeños grupos que mantuvieron los ideales que persisten en nuestra Orden.
Así, la Orden Templaria de Damas y Caballeros, con sede en la isla de Gran Canaria, es una asociación
formada por personas de fe cristiana que persiguen los fines que en su día estableció su Santo Patrón
San Bernardo de Claraval, manteniendo viva la memoria histórica de la Orden.
formada por personas de fe cristiana que persiguen los fines que en su día estableció su Santo Patrón
San Bernardo de Claraval, manteniendo viva la memoria histórica de la Orden.
Esta Orden es básicamente de Caballería, cree en los ideales de paz, justicia y cooperación internacional. La Orden nacida en Canarias hace años, recibió el sábado pasado a los nuevos
«postulantes» durante una ceremonia desarrollada en su sede de la Iglesia de la Sagrada Trinidad de
Ciudad Jardín, en Las Palmas de Gran Canaria.
Una ceremonia cristiana, de una Orden ecuménica que respeta todas las creencias (católicos, anglicanos, ortodoxos, etcétera) les dio la bienvenida. Los postulantes, tras haber velado armas el día
anterior, se arrodillaron y juraron ser fieles a la Orden del Templo, «ante Dios y sus superiores». El
Maestre (el superior de la Orden) los bendice y arma caballeros/damas con tres golpes de su espada,
tras los que los nuevos templarios reciben la venera roja y son cubiertos con un manto blanco con una
gran cruz roja paté en el lado izquierdo.
El Maestre Leopold de Mont-Sion asegura que: «Los nuevos templarios del siglo XXI recogen el testigo
de la legendaria Orden del Temple, por lo que tienen como principios buscar la excelencia en la vida
cotidiana, fomentar la comprensión cristiana de las otras religiones, ofrecer ayuda humanitaria a los
pobres, enfermos y necesitados y ayudar a preservar el legado histórico templario promocionando la
investigación y divulgación de la historia de los caballeros del Templo».
«Esta Orden trabaja desde el anonimato con una mentalidad alejada de cualquier tipo de negocio.
Nuestro principio es dar, no recibir. A veces, pueden venir personas con ideas equivocadas y las tenemos que rechazar», asegura el Maestre Leopold de Mont-Sion.
«El exitoso bestseller literario El código Da Vinci, de Dan Brown, y la larga sucesión de libros posteriores de similar temática puso de moda hace unos años la legendaria Orden de los Templarios».
El Maestre Leopold de Mont-Sion, reconoce que este fenómeno fue positivo, porque generó «inquietud
y ganas de conocer lo que fueron los templarios», pero generó una idea muy equivocada sobre esta Orden Religiosa Militar.
«En cuanto a nuestra Orden, a todos los que se nos acercan les aclaramos que no tenemos nada de esotéricos, ni mágicos, lo que buscamos es ayudar a los demás», explican tras la ceremonia.
La humildad es uno de sus principios, «por eso huimos de las joyas, del oro y de todo lo que signifique
ostentación». Y es que su lema es "Non nobis domine, non nobis, sed nomine Tuo, da gloriam". «No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre, da la gloria»
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