MI CRÍTICA:
Nolan es una de mis debilidades. Veré todas sus películas hasta que empiece a chochear, me imagino. Ya les aviso que esta no es de las mejores. Aprovecho para recomendarles obras que he revisto y reveré más veces: “Memento” (2000), “Origen” (2010), “Interestellar” (2014) o “Tenet” (2020). Quizás esta película sea un encargo más que una película personal, pero lo cierto es que no le veo el experto estilo de sus películas en la forma de contarla. Eso sí, los planos impecables, sin duda.
No he visto todas las películas nominadas (por ahora llevo 5) y si nos dejamos llevar por las corrientes y por los Globos de Oro, es la firme candidata a ser la gran triunfadora en la noche de los Oscars. A mí, como otras que he visto en estas fechas, me parece alargada. Le sobran secuencias y la dotaría de un poco más de ritmo, cosa que no me pasa con otras películas de Nolan mucho más densas que estas. Aquí hay un exceso de diálogos que no aportan nada y no se profundiza en los contextos históricos que nos aclararían algunas de las decisiones de los personajes. Es como si, desde el guion, creyeran que ya sabemos la historia y se centraron en los detalles sin ponerlos en el entorno adecuado.
La película se quiere centrar más en el juicio que se le hace más que en las consecuencias en sí. Es como si, la gente que lo está juzgando fueran él mismo. Como si el fuera él imputado y el verdugo a la vez. Ese arrepentimiento que sufre al ver la destrucción generada es el eje central de la parte final de la película y, el motivo de todas las secuencias anteriores, es llegar a ese final. Para mí, me parece que tiene muchas partes recortables. Demasiada prioridad a sus devaneos amorosos que creo que deberían haber sido una pincelada y haberle cedido más espacio a la guerra. Pero claro, cada uno dirigiríamos una película diferente si nos dejaran.
Lo que más me destaca la película es el impecable casting. Después de trabajar de secundario en muchas de las películas de Nolan, Cillian Murphy fue una apuesta del director contra la idea del estudio. Aquí es un acierto. Me gustan esos aires de seguridad contra los del miedo. Lo borda. El peso de la película recae en sus espaldas y fluye hasta el punto que le puede valer el Óscar. Uno de mis preferidos puede salir, también, esa noche con estatuilla. Robert Downey Jr. está soberbio. Los papeles de malo, cínico y calculador se le dan. Tercera nominación. ¿Ya le toca? Se lo deben por “Chaplin” (1992, Richard Attenborough). Y, aunque el papel de Emily Blunt está acorde a todo este elenco tan bien dirigido, la competencia por el Óscar a la actriz secundaria se me antoja el más reñido de todos. Valorar también la interpretación del, siempre correcto, Matt Damon y de los cameos que se sacó Nolan de la manga: Kenneth Branagh, Rami Malek, Gary Oldman o Matthew Modine. Ahí es nada.
En los apartados técnicos, sobre todo en fotografía, sonido y montaje se me antoja la gran favorita. Al fin y al cabo, se la recomiendo. Es un buen ejercicio para aprender historia, y de los conceptos éticos de jugar a ser dioses.
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