El término prenda aplicado a las prendas que se usa para vestirse no surgió de algo
relacionado con la ropa sino que es un vocablo que, en su origen, significaba “garantía” ya
que proviene etimológicamente del latín pignus, que hacia referencia que alguien poseía y
que le servia como aval o pago de una deuda.
De ahí surgieron expresiones como no doler prendas, aplicado a quien es buen pagador y
no le importa satisfacer una deuda o también no soltar prenda, que calla alguna
información de valor o comprometida.
María Sánchez
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