Esta es la pregunta que me hago cada vez que veo los restos de uralita que, con
premeditación y alevosía, dejan las personas que hacen reparaciones en sus casas.
Lo primero que deben saber es que la calle no es el lugar donde esto se debe abandonar,
pues no es un trasto cualquiera que puedan retirar los trabajadores de limpieza viaria.
En una ocasión en que la que también depositaron restos de este tipo, tardaron más de dos
meses para retirarlos pues, según me informaron deben hacerlo bien protegidos por el
amianto que contienen.
Agradecería la visita de la concejala doña María González Calderín por la calle Mareta,
zona peatonal, y que vea en que estado se encuentra de suciedad y abandono.
En las pocas ocasiones que pasan los barrenderos no barren toda la calle, solo se limitan a
recoger las colillas y alguna flor u hoja seca que cae de los flamboyanes.
Supuestamente, son personas que sacan de las listas del paro y no reciben un salario justo
o no quieren doblar la espalda pues cuando los veo parece que piden permiso a un pie para
mover el otro.
María Sánchez.
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