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domingo, 17 de octubre de 2021

SEGUROS PARTICULARES

 


 Opinión.

 Es bastante probable que  conozca a alguna persona que no sea  titular de un seguro particular, o ser nosotros mismos de uno de ellos.  

Los hay de todos los tipos y colores. Los más usados suelen ser los de; decesos, de hogar o de salud.

Los de decesos es una hucha donde cada mes vamos guardando una cantidad de dinero, y que solo tiene una llave para abrirla, o sea usted “recupera” el dinero cuando ya no puede darse el gusto de gastarlo en un viaje de placer o comprarse la última joya ya que, desgraciadamente, esa hucha se abrirá cuando usted se vaya de este mundo a criar malvas.

Personalmente he tenido dos fallos con el seguro de hogar. La primera vez que lo necesité me salió más caro que solucionarlo por mi cuenta pues al final tuve que comprar una cocina nueva y pagar a los bomberos pues este servicio no lo cubría mi seguro.

En el segundo necesité un servicio que por el elevado precio tampoco lo cubría mi seguro.

Con el seguro médico particular, ocurre tres cuartos de lo mismo. Pagamos religiosamente mes tras mes para cuando se nos ofrezca y, cuando esto ocurre, podemos darnos de bruces contra la pared al comprobar que, primero son los intereses del seguro, y después su salud.

Relacionado con este último tengo también una desagradable experiencia relacionada con la familia. Esta persona decidió tener un seguro particular, sobre todo, pensando en la pequeña de la casa pero llegó un momento en que él lo necesitó, y lógicamente, hizo uso de él.

Lo que en un principio pareció algo pasajero se fue complicando de modo y manera que permaneció hospitalizado, por más de veinte días, en una clínica particular.

Su estado de salud fue empeorando por lo que los médicos solicitaron su traslado al hospital insular.

Aquí se dieron de bruces con la negación de los médicos accionistas que se negaban rotundamente al traslado, del mismo modo que se negaron a realizarle unas pruebas sumamente importantes para detectar la gravedad  de su enfermedad

Lógicamente este traslado suponía una perdida económica para sus arcas.

Afortunadamente uno de los médicos dio un golpe en la mesa y al final fue trasladado al hospital.

Remedando al Quijote digo “querido Sancho, con los privados hemos topado”

Mary Almenara.

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