(Los firma con su conocido seudónimo literario... ¡QUÉ COSAS!)
Desde que te hemos crucificado Señor, no nos merecemos un Sol que nos ilumine.
Hoy parece llover y relampaguear sobre nuestros cuerpos de pecadores.
Los tiempos que antaño fueron refugios se han transformado en oscuros callejones de vida.
Ahora caminamos sin rumbo, invadidos por el miedo de los malvados.
Entre compases silenciosos recorremos estrechos senderos cubiertos por las tinieblas del pecado.
Tanto que entre el principio este poema y el final de los versos que lo componen ,solo cabe la soledad de las almas fracasadas.
¿Por qué Señor te hemos crucificado tan estúpidamente el viernes pasado?
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