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domingo, 4 de octubre de 2020

El Cabildo levanta la prohibición de las quemas agrícolas, pero no hay que bajar la guardia hasta que lleguen las lluvias y mantiene su dispositivo

                          

Las quemas están sujetas a permiso, exigen cortafuegos y no pueden hacerse con más de 27 grados o si hay viento fuerte.

• La Institución insular mantiene hasta el 30 de octubre la vigilancia en las 6 torres y el operativo de 242 personas.

• En la temporada de mayor riesgo hubo 13 conatos que fueron controlados, aunque demuestran que el fuego siempre acecha.

Cabildo de Gran Canaria levanta las prohibiciones relativas a las quemas agrícolas y forestales por la época de peligro alto de incendios, medidas que también impedían el uso de barbacoas portátiles, los fuegos artificiales y cualquier artefacto que contenga fuego en zonas de riesgo, si bien advierte que no hay que bajar la guardia hasta que lleguen las lluvias y mantendrá su dispositivo de 240 personas, vehículos y los dos helicópteros hasta el 30 de octubre.

La normativa que regula las restricciones permite al Cabildo ampliar su periodo de aplicación más allá del 30 septiembre, pero la entrada del alisio y el descenso de la temperatura, así como la subida de la humedad que este régimen de vientos trae consigo han motivado su levantamiento en la fecha inicialmente prevista, siempre que se cumplan las medidas de precaución en cada caso.

De cualquier manera, las restricciones se volverán a establecer en caso de declaración de alerta por riesgo de incendio, lo que no solo activa automáticamente las mismas prohibiciones, sino que se amplían al empleo de radiales, motosierras, equipos de soldadura y desbrozadoras, así como al carboneo y a la utilización de fuego en la apicultura.

Asimismo, el Cabildo subraya que las quemas agrícolas y forestales están sujetas a la concesión de permisos y que tampoco podrán llevarse a cabo si la temperatura se eleva por encima de los 27 grados, el día es extremadamente seco o si la velocidad del viento supera los 25 kilómetros por hora.

Los titulares de los permisos de quema también están obligados a establecer cortafuegos de al menos 2 metros de ancho y a contar con agua y presión suficiente cerca de los puntos de quema, faena que no deberá acometerse en ningún caso antes de la salida del sol y habrá de terminar cuando falten como mínimo dos horas para que anochezca, sin que puedan abandonar la vigilancia de la zona quemada hasta que el fuego esté completamente extinguido.

Las estadísticas son un fiel reflejo de que el riesgo de incendio siempre está al acecho. Así, entre el 13 de julio y el 22 de septiembre, dentro por lo tanto de la época de alto riesgo, el Cabildo tuvo que actuar en 13 conatos de incendio en distintos puntos de Valsequillo, Tejeda, Mogán, San Mateo, Santa Brígida, Telde y Las Palmas de Gran Canaria, y cualquiera de ellos pudo convertirse en el inicio de un gran incendio, aunque la rápida intervención de los efectivos de Cabildo, Consorcio de Emergencias y medios municipales logró extinguirlos.

Unidad Operativa de Fuegos Forestales (UOFF)

El Cabildo mantiene los ojos bien abiertos con los 30 vigías de las seis torres dispuestas en Aríñez, El Pleito, Pico de la Gorra, Morro de la Hierba Huerto, La Sándara y Pinos de Gáldar, enclaves estratégicos de la  geografía insular para la detección de humos, mientras que los 2 helicópteros son el pilar básico para la actuación de los equipos Presa, con 43 componentes entre pilotos, técnicos y especialistas, capataces y mecánicos.

Las brigadas terrestres engloban a 90 personas distribuidas en las unidades ubicadas en los centros de defensa contra incendios con base en Las Mesas de San Mateo y en Cruz Grande, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana. El operativo cuenta también con veinte profesionales para las patrullas que cubren la zona norte con el apoyo de cuatro vehículos ligeros que incorporan motobombas de 400 litros de capacidad.

Esta barrera humana y técnica conformada también por todoterrenos y autobombas, entre otros vehículos, la integran también los directores de Extinción, Planificación, Operaciones y Logística, los agentes de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) y del grupo de extinción (BRIEX), los gestores del centro de coordinación de incendios (Cecopin) y los responsables del avituallamiento, todo ello integrado en la Unidad Operativa de Fuegos Forestales (UOFF).

El despliegue se apoya cuando es necesario en el Consorcio de Emergencias, los bomberos de sur y la capital, y las Protecciones Civiles, formadas por voluntarios que juegan un papel también fundamental para evitar que cualquier chispa pueda ser el germen de una catástrofe ambiental y humana.

 

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