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sábado, 21 de diciembre de 2013

La Abuela de Guía cumplió 102 años de edad

Dominga Molina Ramos, la abuela de Santa María de Guía, cumplió este viernes, 20 de diciembre,102 años de edad.
El alcalde del municipio, Pedro Rodríguez, compartió junto al marido de la homenajeada, José Aguiar González, de 97 años; la hija de ambos Emma Aguiar y su marido Manuel Sánchez y la concejala de Servicios Sociales, Almudena Guerra, este feliz aniversario.
Fue un acto entrañable, celebrado en la casa que ambos comparten en el barrio de La Montaña de Guía. Casados desde hace 74 años, este matrimonio tiene cuatro hijos -Olga, José, Emma y Valentín-, 8 nietos y 3 biznietos. Ambos disfrutan de un buen estado de salud pero es sobre todo el marido quien atesora más recuerdos.
A través de él pudimos saber que Dominga  comenzó a trabajar, como era normal en aquella época, “con tan solo 10 años de edad, entrando a trabajar para una señora del casco de Guía que incluso debía ponerle un taburetito para que alcanzase a fregar”.
Que nunca pudo ir a la escuela y que dedicó su vida solo a trabajar, cuidando de los hijos, llevando la casa y  ayudándole a él en las labores del campo, “tanto en la labranza, como llevando la leche a Guía a Nicolás ‘el lechero’ o a Lolita ‘la lechera de San Roque’”.
También relataba sobre la vida de su esposa como ésta cargaba las talegas del gofio desde el molino de La Laja hasta su casa cuando aún vivían en Las Boticarias “nuestra vida fue siempre así, solo trabajar y trabajar” y a continuación añadía con orgullo  “menos mal que la engañé para casarme porque había otro que le escribió al tiempo conmigo pero yo me di prisa y me adelanté”, contaba entre carcajadas.
José Aguiar posee aún una memoria prodigiosa y un envidiable sentido del humor y cuenta a través de anécdotas muchos retazos de la vida en común pero  también de la suya propia, dedicando una parte muy especial a la época de la guerra civil. Con mucha ironía cuenta su experiencia haciendo nidos para ametralladoras en las zonas de  costa de esta isla, cómo se cavaba la tierra, se levantaban los muros de piedra y encima ponían tortas elaboradas con barro “vamos, puro hormigón de acero”, se ríe mientras recuerda.
Después de la agradable charla que ofrecen como excelentes anfitriones y de apagar las velas de la tarta, Dominga y José ofrecen a sus visitantes antes de despedirse  varios “cantares” que recuerdan de la época de su juventud. Su yerno asegura que ha pasado ya a ordenador “más de 200 cantares  pero no son los únicos ya que D. José continúa recordando y añadiendo más cada cierto tiempo”.

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