Según varias versiones, tiene su origen en una pelea ocurrida en un
pueblo de Cádiz, entre los integrantes de una cofradía llamada “Rosario
de la Aurora” y una banda de jóvenes camorristas de la localidad.
Desde entonces este dicho se usa cuando percibimos que algo va a acabar
mal.
Fuente. Revista diez minutos.
Mari Almenara
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