Fuera de la ley. Así están en Galicia decenas de instalaciones domésticas de autoconsumo eléctrico, compuestas, fundamentalmente, por placas solares dedicadas al autoabastecimiento del hogar.
Hace seis meses entró en vigor el real decreto que creó el polémico impuesto al sol y que obligaba a los pequeños productores de energía a darse de alta en un registro al que solo se puede acceder a través de la página web del Ministerio de Industria. Había un plazo para formalizar este trámite, que finalizó el pasado día 10. Bien, pues en ese tiempo, solo hay cinco instalaciones domésticas -esto es, con una potencia contratada menor a 10 kilovatios- en Galicia que figuran en esa base de datos. Están ubicadas en Vedra (A Coruña), Antas de Ulla, Portomaríny dos en Taboada (todas las provincia de Lugo). La identidad de sus titulares no es pública, pero se trata de particulares que un día decidieron aportar su granito de arena al medio ambiente y, a la vez, reducir su factura eléctrica, apostando por la instalación de placas solares, bien para calentar el agua de la vivienda unifamiliar, bien para iluminar su domicilio.
Cinco en Galicia son pocas, aunque no existe una estadística oficial sobre el número de instalaciones domésticas de autoconsumo. Pero es que en toda España figuran únicamente 36 en la categoría de potencia instalada inferior a 10 kilovatios.
Cúmulo de motivos
¿Por qué? En muchos casos, por desconocimiento; en otros por temor; y en algunos más, por rebeldía. El ya exministro José Manuel Soria, que soportó la polémica social por la reforma energética y el impuesto al sol, pero no sus propias contradicciones sobre si tenía o no intereses en paraísos fiscales, desafió a todas las organizaciones en defensa de las energías renovables al aprobar en octubre el real decreto de autoconsumo. Lo hizo pese a la fuerte contestación social y política y a dos meses de las elecciones generales, a sabiendas de que el resto de partidos se habían comprometido con las organizaciones opositoras a derogar la normativa. De ahí que la mayor parte de los expertos aconsejaran esperar a ver qué ocurría antes de cumplir con el real decreto.
Claro que el problema del impuesto al sol no es que haya que inscribirse en un registro oficial. El gran inconveniente es el pago de un peaje de respaldo por la potencia demandada por la instalación. Esto es así para todos los dispositivos de autoconsumo que estén conectados a la red general, que son la mayoría, pues todos precisan en algún momento del día, y sobre todo de la noche, captar energía de la compañía comercializadora cuando las placas no generan la suficiente. Soria consideraba que lo justo era que los consumidores pagasen por disponer de la red eléctrica como respaldo.
Energía regalada
Además, el real decreto obliga a estas instalaciones a regalar la energía que generan y que no consumen. El sector reclamaba la aplicación del llamado balance neto, de modo que a los titulares se les descontase de la factura la electricidad que vertían gratis a la red. Pero el exministro se mostró inflexible al respecto.
Expertos como Jorge Morales de Labra, de la Fundación Renovables, aconsejan aguardar a que se despeje el panorama político. Confía en que el nuevo Gobierno derogue la normativa, más cuando todos los partidos, salvo el PP, aprobaron en febrero una iniciativa parlamentaria para modificar la ley del sector eléctrico que recoge el desarrollo normativo del autoconsumo, con lo que quedaría anulado el impuesto.
Otros expertos dudan también de que el real decreto que entró en vigor en octubre pasado llegue efectivamente a aplicarse y confían en que acabe por derogarse. Este impuesto al sol provocó incluso sorpresa e indignación a nivel internacional.
Escasa respuesta pese a las fuertes sanciones por incumplir el decreto
Hasta la fecha, las instalaciones domésticas -las que generan menos de 10 kilovatios- registradas oficialmente como autoconsumo son muy pocas. En marzo tan solo llegaban a siete en toda España y a finales de abril, cerrado el plazo, no se contaban ni cuarenta. Los expertos sostienen que la normativa establece unas condiciones muy difíciles de cumplir para quienes tienen placas solares instaladas y evitar así pagar más en la factura de la luz.
Las multas por no cumplir con las obligaciones de instalación son, denuncian los opositores, tan desproporcionadas que superan incluso a las sanciones por perder material radiactivo. Están fijadas por la ley del sector eléctrico. En caso de cumplir con la normativa, se pueden enfrentar a multas millonarias en los casos más graves, que van desde los 6 millones hasta los 60 millones de euros para los casos más extremos (se entiende que para aquellos en los que hay aprovechamiento lucrativo). Además, no hay una distinción muy clara entre los pequeños consumidores -los que tienen una placa solar en su vivienda unifamiliar- y los que pueden incluso llegar a cobrar por la energía producida con esta energía limpia.
El decreto de autoconsumo hará prácticamente «inviable» el desarrollo de esta actividad en los hogares, ya que alargará la recuperación de la inversión por encima de los 30 años, prácticamente la vida máxima de las instalaciones, mientras que en el caso de las pymes sería de 7,5 años, según datos de la Unión Española Fotovoltaica, que en las últimas semanas había reclamado una ampliación del plazo para registrar las instalaciones.
FUENTE : http://www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2016/04/24/desobediencia-ante-impuesto-sol/0003_201604G24P38991.htm?piano_t=1
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