Comentario diario de El Mostrador de Ezequiel López
Ayer parecía que España tembló con los
casos que se vivieron en el Congreso de los Diputados. Y la Iglesia se
mostró con una de las caras ocultas de las que no les vale para nada.
El cura de la Iglesia de San José en
Santa Cruz, un señor entrado en añitos, con sotana negra, creo que del
modelo antiguo, no supo comportarse ni cumplir con su trabajo, este
hombre, llamado ministro del todo poderoso, se humanizó de la manera más
vulgar posible. La tentación se le presentó en masa, compuesta por
hombres y mujeres, que respetando las distancias, se mostraban
contrarios, que después de 43 años todavía se utilizaran recintos de
oración, de reflexión, con llamada a la participación, para oír una misa
en honor del que fuera durante 40 años, sí o sí, el más que meaba en
todo el Estado español, incluyendo el Sáhara y Canarias.
El cura que se comprometió a esa homilía,
no solo no tuvo la precaución de mostrarse sigiloso y desapercibido,
pues, ellos están en la complicada situación de no enfrentarse con el
populacho, pues lo de los curas y la iglesia católica corre por otra
cuenta. Pero el cura párroco no estaba por la labor, que me imagino,
comulgan su superiores, de evitar enfrentamientos entre hermanos, todo
lo contrario, este cura se posicionó al lado del otro, el otro es el que
iba a recibir la misa, y para demostrarlo les hizo a los que allí
estaban protestando una “peineta”, ósea dedo corazón recto hacia el
cielo y el resto de los dedos hacia el infierno, aunque dicen quienes se
han fijado bien en el gesto, provocante de un ministro de Dios, que el
dedo que mostró hacia el cielo fue con el dedo índice, ósea que fue una
“peineta” suave, pero él puso de su parte, lo hizo con ganas, aunque un
minuto antes les bendijo, ¡manda Trillo!.
Hasta la Iglesia está convulsa, no es
capaz de mostrarse cauta en ciertos aniversarios, no son capaces de
hacer un ejercicio responsable de apartar las ovejas negras e
intentarlas trasquilar, a ver si su lana va adaptándose a los nuevos
tiempos. Yo no creo que esto se solucione peleándonos, ni tampoco con
ordeno y mando. Esto tiene que encausarse y buscar el camino de en
medio, donde podamos seguir construyendo este país de todos que
precisamente volvió a sonreír y a empezar a tener esperanza y creer en
un futuro después que ese hombre, dictador y despiadado con algunas
instituciones cómplices, hizo pasar a millones de personas, quedando
algunas como testigos de primer orden y muchos son ya, por fortuna, que
saben de él por la historia.
La historia no podemos esconderla, y
mucho menos hacerla desaparecer, existen episodios en la misma que, como
la vida misma, no apetece recordar, pero si tener los mismos en un
lugar, a buen recaudo, donde se pueda coger y revisar, para no volver a
cometer errores parecidos. No se nos esconde que existen muchos detalles
de aquella época que aún no hemos superado, y ni siquiera hemos sabido
transmitir a las nuevas generaciones como buenas sensaciones de los
mismos para que les hicieran un hueco en la normalidad del día a día,
pero no todo se ha podido conseguir.
En estos tiempos confusos, aunque parece
que todos lo tenemos claro, el mismísimo himno nacional no ha conseguido
calar, no ha conseguido, aquí en España, que sea una cosa de todos
nosotros y que nos representa. Sé que no es normal hablar de esto con la
naturalidad que se merece. Lo hemos podido comprobar en algo tan de
todos como los multitudinarios encuentros de Fútbol, en los grandes
campeonatos, si lo celebramos en casa, ósea en España, el himno es
abucheado, más, menos, pero siempre parece que molesta.
Hablo de los actos y eventos
multitudinarios, luego existen otros deportes, de menor participación y
parece que hasta lo sabemos cantar, pero son los menos. Tanto es así,
que les cuento experiencia propia vivida por mí. Presentación de la
formación Vox, ellos tienen por costumbre empezar y terminar sus actos
con el himno nacional, cuando asistí por primera vez a uno de sus actos
públicos, cuando oigo el himno me pareció algo raro, sinceramente, en
principio me sobresalté y si me hubiesen preguntado en ese momento,
hubiese dicho que lo quitaran, pero no solo fue ese momento si no al
finalizar el acto de nuevo todos preparados para oír el himno, reconozco
que no estaba yo preparado, pero no me puedo engañar, no estamos
preparados para reconocer nuestros símbolos y nuestro himno, arrastramos
unos prejuicios, generalizados, y otras veces intencionados, que nos
trasladan a situaciones, como mínimo, desconocidas.
Creo que todo es cuestión de educación,
cultura e ir asumiendo que la humanidad empezaba según la historia desde
una edad de piedra y ya está, quedando para estudiar y si existe algo
para aprovechar en la actualidad se hace, la época dictatorial, vivieron
aquellos que se adaptaban a escachar y a abusar de los débiles, luego
entraron a este sistema, al que estamos adaptándonos aún, a la
democracia, aquellos franquistas y familias, por la puerta grande.
Llegado ya a estas alturas, 43 años después, no sean gilipollas, ni
unos, ni otros, sigamos construyendo una sociedad, solidaria y moderna
en democracia, no perdamos el tiempo en alimentar cadáveres, ni muertos
vivientes que solo nos llevará, donde nuestros padres y abuelos, nunca
quisieron estar.
fuente: https://canariasopina.com/2018/11/22/el-comentario-que-alto-queda-el-gofio/
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