Miércoles, nueve y media de la noche. Una multitud espera en el hall del madrileño cine Proyecciones, en plena calle de Fuencarral. Están a la expectativa, allí está a punto de reaparecer Chicho Ibáñez Serrador. El director, guionista y realizador viene a recoger el premio a toda su trayectoria del festival de cine fantástico Nocturna.
Un aplauso irrumpe en el murmullo de la sala. Al otro lado de la puerta, sigiloso, se intuye el perfil de Serrador. El autor ha cambiado su icónico sofá de cuero negro por una ágil silla de ruedas. La ovación se mantiene en el tiempo, como si no quisiera dejar marchar a Chicho. Pero Chico debe marchar a la sala uno del complejo, donde espera su premio.
Y ahí, en el
escenario, tras protocolos varios y dar la sensación de que no iba a
realizar comentario alguno, Chicho Ibáñez Serrador decide agradecer tal
galardón. Desde sus apariciones en el programa de Buenafuente y en los premios Feroz
no se le escuchaba hablar. Y el público abrió orejas con la atención
que pocas veces se palpa en tediosas galas de estas características.
Arrancaba su apasionante disertación el venerable maestro del cine y la
televisión, Chicho Ibáñez Serrador.
"Casi toda mi vida se ha basado en trucos",
empezó. Pero, sin embargo, poco después, Chicho se quedó en silencio.
Un largo silencio, que incluso preocupó a la audiencia presente en la
gran sala. Parecía que, este Chicho muy mayor, se estaba quedando
trabado. Sin palabras. Tal vez no podría continuar su emocionado
agradecimiento. Pero no, se trataba de un truco. El director de directores estaba jugando, una vez más, con la psicología del espectador: con su imaginación. Y lo estaba haciendo en vivo y en directo, en pleno agradecimiento del premio.
La pausa dramática se rompió cuando Chicho retomó con un "Oíd, esto es precioso". El público sonrió y abrió un emocionante aplauso sin saber muy bien lo que había sucedido. "No, me refería al silencio",
explicó. Una carcajada espontánea estalló entre la audiencia. De nuevo,
Chicho, brillante, nos pillaba de improvisto y realizaba una clase
práctica de terror, en pleno discurso de gratitud. "Si lo pensamos,
ahora que estamos juntos tanta gente que nos gusta el estremecimiento
del terror, el silencio tiene una voz, el silencio es el prólogo del
alarido. No valen gritos sin que antes no haya habido un silencio.
Esta noche, cuando estéis en vuestra cama, en vuestro sofá o donde
"coño" dormís, pensad en el silencio y veréis que en silencio, poco a
poco, se empieza a jugar a diseñar los miedos, el miedo que es el
prólogo de cualquier terror. Si esta noche, poco antes de que os
durmáis, prestáis atención a lo que os rodea y deseáis sentir ese
silencio, con él, os llegará el miedo", sentenció un Chico que custodia
su creativo magnetismo intacto.
Una visionaria
creatividad con la que siempre dejó atrapado al espectador. También en
2017, desde su silla de ruedas, improvisando una travesura para conseguir asustarnos con el ritmo y la pausa dramática del relato de un discurso para dar las gracias. El relato hasta las últimas consecuencias. Brillante, hasta la emoción que no cesa.
fuente: https://www.lainformacion.com/opinion/borja-teran/el-ultimo-giro-dramatico-de-chicho-ibanez-serrador-en-el-madrileno-festival-nocturna/6335754
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