Dice el refrán, “Se va el día, se va la romería” En este caso, permítanme que me salte a la torera el dicho y lo que tiene de verdad. Sito este refrán porque viene a colación de un hecho que deseo narrarles.
De todos es sabido que cuando vemos un vecino nuevo por nuestro barrio o calle lo miramos, no sin cierto recelo, hasta averiguar: quien es, como se llama y, por qué no decirlo, cuáles son sus modos y maneras de convivencia y comportamiento.
Ante estas dudas y quebrantos no se escapa nadie, ni siquiera el nuevo cura- párroco que llegue a nuestra iglesia. Algo como esto les ocurrió a los vecinos de San José de Las Longueras cuando llegó el nuevo párroco el cual se haría cargo de organizar todo lo que en la iglesia aconteciera. Entre ellos los más expectantes fueron los grupos de; catequesis, liturgia, caritas e inclusive voluntarios puntuales.
Todos se mantuvieron atentos hasta saber cuáles serían las innovaciones que el señor cura traería. Como es lógico se llevaron a cabo varias ideas que con el tiempo se fueron poniendo en práctica.
Una de estas novedades fue su propósito de contar con un grupo de hombres para que, en la noche del Viernes Santo, participaran en la celebración de la eucaristía y posterior procesión, revestidos de nazarenos.
Esta idea fue aplaudida por los parroquianos quienes sintieron que era una forma más de participación, no solo física, sino sobre todo emocional y espiritual. Para ellos es sentirse más cerca de lo que representa la Semana Santa.
Se sienten orgullosos de que los actos litúrgicos y la procesión del viernes cuente también con un, por ahora, pequeño grupo de nazarenos.
Animan a que sean muchos más los hombres que se unan a esta buena iniciativa del párroco.
María Sánchez.
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