… con lo de las tabaibas que alfombran las islas, ya
hay más que un ejemplo, pero que sueñen con cambiar las 400 cabras de Güi-Güí,
a otras reservas, cuando son ellas las que eligen su hábitat, no es que sea de
idiotas, sino que no tiene sentido, y mucho menos aún -el sinsentido- que
quieran repartirlas entre los ganados y a pastores de donde se segregaron y se
marcharon, y digo no se enteran, porque habitante un servidor de aquellos
parajes durante tres años de mi vida (el mes de agosto de 36 veranos), conoce y
sabe del comportamiento de aquellas cabras, y que es el siguiente: como las
mezclen con las domésticas, como Tanausú, se niegan a comer y se mueren y para
obtener el mismo fin que las maten a tiros, como tienen previsto.
Por tanto,
que las dejen donde están porque por más que planten 45.000 sabinas y cedros,
con algún pino de por medio, estos árboles (¿frutales?), no van a pegar ni uno,
pues en aquellos solajeros y en suelo pétreo imposible pegue nada, y muerte segura
del proyecto life ese, que es una manera de coger dinero engañando a Europa,
dejen pues las cabras en su sitio, que por otra parte no comen esos árboles
dañinos a sus panzas, y de tal manera que ya sin tiros ellas mismas se
suicidarían al comer pinos, cedros o sabinas, que los riscos dan otras hierbas
que son las que las tienen gordas, hermosas y orondas. Repito: jamás cabra
alguna desde que el mundo es mundo comió rama envenenadora como la de los
árboles malos citados, porque si fueran mangos, higueras, tuneras, parras,
etc., como las de
la Finca
de Miguel en el Barranco de Zamora -también en el macizo cual oasis-, junto a
la Media Luna, como que
sí, pero cedros-pinos y sabinas, ¡no van a pegar ni una!, y me juego el cuello,
con quien quiera. De aquellas cabras, se haría el mejor queso, a no ser que con
el de la leche de tabaibas, quieran competir, y ganen (el cabildo con las
multas).
El Padre Báez.
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