No es fácil hacer pública una situación de salud de tu intimidad más privada; pero llega un momento, sobre todo cuando tras tiempo intenso empiezas a recibir buenas noticias, te sientes con el deber de ayudar, a que tan solo con una persona que, por leer tus reflexiones y opiniones, cambie el rumbo de su vida, ya habrás ganado.
Desde mi publicación anterior, me ha sorprendido muchísimo como gente que no me conocía de nada, me agradecían mis palabras, coincidían con ellas, y otros y otras me decían que me veían bien.
Durante años, para los que me conocen, estuve en política
activa, y aunque obviamente me gusta, les aseguro que la sensación de que tus
palabras sirvan para algo, en el caso de salud que nos ocupa, es
indescriptible.
Algunas que podemos controlar y otras no.
De entre ellas, me voy a parar hoy en la reflexión subjetiva
sobre una muy importante, AQUELLO QUE COMEMOS.
Hace unos días acudía al supermercado a hacer la compra, y
me llamaba mucho la atención como había unas colas horribles en la carnicería,
para comprar costillas, carne picada, chorizos, chuletas, carne para componer,
etcétera; pero sin embargo, había solo un cliente en pescadería…ciertamente
llamaba la atención.
No quiero que me entiendan mal, ni meterme con ningún
sector, la carne por supuesto que está rica y tiene mucho que aportar, pero
quizás deberíamos preguntarnos si estamos comiendo demasiada.
Damos a nuestros hijos e hijas, azucares a mansalva, pero a
mansalva créanme, cuando te paras a examinarlo y verlo es realmente
sorprendente; el bocadillo de chorizo no puede fallar…los nugets
precocinados…la cadena de comida rápida sea cual sea, etcétera.
Salimos por ahí a comer de manera informal, y las papas
fritas con tres salsas, los kebab, la hamburguesa, las pizzas, etcétera, no
pueden fallar, y me pongo a mí el primero de ejemplo de lo que hice muchos
años.
Repito que no está mal estas costumbres de vez en cuando,
pero cuando se convierten en un hábito, tenemos que analizarlo seriamente.
Tenemos una dieta riquísima, envidiada por el mundo entero,
y cada vez nos la saltamos más. Con cifras escandalosas de padecimiento y
muerte por canceres gástricos de diferente índole (los segundos que más matan,
6932 personas en España en 2023. después del de pulmón), entre otras muchas
enfermedades graves.
¿Estaremos haciendo algo mal?... ¿Deberíamos buscar tiempo
de donde sea para comer mejor?; porque, aunque parezca broma y alarmista,
nuestra vida y la de nuestra familia depende de ello de veras.
Algo más de fruta, verdura, omega 3 del pescado en aquellos
lugares que te ofrezcan un buen producto y cuidado; Más agua, en vez de tanto
refresco, batidos y zumos, conste que yo soy de la generación del zumo de lata
de melocotón o pera piña para todos los niños y niñas.
Nos ayudaría a tener una mejor salud y erradicar de nuestra
vida y la de nuestros hijos e hijas y su futuro, muchas graves enfermedades.
No quiero dejar de nombrar el tema del tabaco, y lo
perjudicial que es, y lo que me descoloca ver los anuncios e imágenes tan
específicas que vienen en las cajetillas, y como la gente se mete sus cigarros,
para calmarles la ansiedad; sin menospreciar lo malo de la ansiedad, les
aseguro que el cáncer de pulmón no es ninguna broma tampoco.
Cada uno-a, por supuesto, hace con su vida lo que considere,
y nadie soy yo para juzgar o valorar, pero si mi experiencia como decía al
principio les puede ayudar a ver la vida con otros ojos, habrá valido la pena;
y no se trata de vivir con miedo, sino vivir mejor.
Un abrazo y… Cambiemos algo el rumbo….
José Suárez (vecino de Telde y paciente oncológico)
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