Mary Almenara
Siempre que un canario viajaba a la península, llevaba como bandera nuestro acento pausado y cadencioso, que era admiración allá donde fuera. Desgraciadamente esto ha cambiado pero no para bien, ahora apenas hablan no ya con nuestro léxico o voz cadenciosa, lo hacen con un lenguaje más peninsular
que los propios madrileños, y lo que es peor, entre frase y frase, introducen alguna palabra en inglés, tal vez una frase que aprendió en los videojuegos o vaya usted a saber dónde.
Cuando escucho o leo en las redes sociales el “fuisteis, vinisteis, os conocisteis” siento que mis antepasados se están revolviendo en sus tumbas y me pregunto ¿De donde se han sacado este vocabulario? ¿Acaso se avergüenzan de las palabras usadas por nuestros padres o abuelos?
Estas personas son capaces de imitar, como loros, lo que leen o escuchan por ahí pero, no son capaces de investigar sobre nuestras palabras canarias, su significado y cuando deben emplearlas.
Hablando con palabras rebuscadas parece que intentan parecer más cultos esconder el origen de su nacimiento, el lugar donde nacieron y las raíces de donde brotaron, parece que se avergüenzan de haber nacido en una isla y en una familia humilde.
En mi juventud recuerdo ver a algunas personas que vivían en Las Palmas como se burlaban de los que vivíamos en el campo y nos llamaban (campurrios) con manifiesta sorna y burla.
Lo que tal vez no sabían muchos de estos finolis es que, gracias al trabajo de sus padres en el campo, pudieron ir a un colegio y estudiar una carrera, unos padres que cuidaron animales, plantaron plataneras, millo y papas.
Al escuchar hablar a estos falsos peninsulares les pregunto ¿Tenemos que corregir nuestro acento y nuestra forma de hablar porque parecemos más pobres que los que viven en la península? Gran error cristiano.
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