Artículo de Maril Ayala.
Dando pasitos, la medicina privada ha sentado sus reales en el
sistema sanitario público como dueña y señora. Lo que llegó como muleta
de la sanidad pública canaria se ha convertido en la finca más rentable
de los médicos.
Hace dos décadas que la privada decidió hacer amistades
con la publica así que hoy es normal ver a especialistas de la pública
en la privada repartiendo el negocio sin que nadie vigile la Ley de
Incompatibilidades. Hubo años que la Consejería de Sanidad vigilaba las
incompatibilidades por una razón tan sencilla como que los
especialistas, cirujanos, traumatólogos, vascular, neurólogos, etc., con
la excusa de aliviar largas listas de espera en los hospitales
desviaban a pacientes “de toda la vida” a sus consultas privadas o
consultas de amigos, supongo que con una compensación. Escribir de
sanidad en Canarias es tropezar con los mismos nombres o descendientes y
florecientes imperios. Nos hemos acostumbrado a atenciones médicas a
golpe de talón. Ya normalizamos que ir a especialistas, de los que hay
escasos, cueste un riñón si ese mismo especialista te atiende en la
privada. Voy más allá. Los dueños del cotarro blanco con toda
desfachatez te cobran 250 euros por una consulta y un breve informe. De
cuanto conozco del mundo sanitario hay algo que es buena excusa para
hacerse de oro a costa de los enfermos asustados, los seguros
sanitarios, otro chollo que debían revisar con paciencia quienes pagan
dinerales mensuales y no tienen derecho a casi nada. A quejarse. Sigo.
La inmoralidad de la privada alcanza cotas de campeonato. Vean. Días
antes de la consulta te llaman para “avisar que el médico no cobra con
tarjeta”. En efectivo. Eso para que no figure el pago y sortear a
Hacienda. No es cobrar en negro pero se parece. Muchos pacientes no
piden factura, gran error. Ni Hacienda ni la administración sanitaria
mueve un dedo para inspeccionar las consultas médicas privadas.
Somos una mina.
fuente: https://marisolayalablog.wordpress.com/
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