La ofensiva de la industria agroquímica como avanzadilla de los
tratados de libre comercio
Ben Magec – Ecologistas en Acción alerta de que los últimos acontecimientos relacionados con la defensa de los alimentos transgénicos y la prolongación del uso del herbicida Glifosato dan pistas de las consecuencias que van a acarrear los tratados de libre comercio como el CETA y el TTIP.
Para Ben Magec – Ecologistas en Acción, “parece que las multinacionales del sector agroquímico están cerrando filas, y también que los gobiernos no están dispuestos a priorizar la salud humana y de los ecosistemas frente a los intereses corporativos de estas grandes empresas”. Añaden que “nos tememos que éste puede ser un prolegómeno al rebaje de controles y la liberalización del mercado que va a ir asociada a la firma de los tratados de libre comercio en curso, como el TTIP entre Europa y EE.UU. y el CETA entre Europa y Canadá”.
Ben Magec – Ecologistas en Acción recuerda que son muchos y muy sólidos los argumentos que nos llevan a pedir la prohibición de los alimentos transgénicos. Entre ellos, cabe citar la enorme carencia de certezas firmes sobre los efectos sinérgicos presentes y futuros de los productos transgénicos en la salud humana y en el medio ambiente. También, el hecho de que este tipo de productos están asociados directamente al mayor uso de herbicidas que producen efectos nocivos en la salud humana y los ecosistemas1.
Hay que añadir el hecho de que esta industria, la de las semillas transgénicas y los herbicidas asociados, es en buena medida la que está provocando situaciones de miseria en regiones donde antes había cierto grado de soberanía alimentaria. Empresas como Monsanto, a través de los derechos de propiedad intelectual, están arrebatando la capacidad de autogestión de comunidades, endeudando al campesinado y sustituyendo sus producciones por extensiones de monocultivos que desgastan los suelos y que son literalmente regados con fitosanitarios como el Glifosato, con los consiguientes brotes masivos de enfermedades, abortos y malformaciones fetales en las poblaciones limítrofes.
La Federación ecologista, además, añade que “los problemas del hambre en el mundo no se deben tanto a un problema de productividad como a la mala distribución de los alimentos a nivel mundial. Es más, el hecho es que grandes extensiones de cultivos abastecen a unas pocas empresas alimentarias de transformación que venden productos de calidad nutricional muy cuestionable. Muchos de los productos agrícolas en los países ricos acaban en la basura, y además, cada día se extienden más las superficies de monocultivos dedicadas a alimentar al ganado o a producir biocombustible, detrayendo suelo al cultivo de alimentos”.
Para Ben Magec – Ecologistas en Acción, una vía para dar de comer al mundo es producir localmente y mediante técnicas agroecológicas, y reducir mucho el consumo de carnes y alimentos procesados.
Además, recuerdan que el Gobierno de Canarias declaró a las islas Zona Libre de Transgénicos en el año 2008, y que varios cabildos y ayuntamientos2 han aprobado mociones contra el uso del Glifosato. Por todo ello, solicitan un posicionamiento institucional mucho más firme en el control de este tipo de productos, y la retirada definitiva del uso de herbicidas en espacios públicos en los municipios donde todavía se usan como práctica habitual.
1Uno de estos efectos es la drástica disminución de las poblaciones de abejas en el mundo, lo cual ha suscitado la preocupación de agricultores e investigadores.
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