Artículo opinión
Miramos hacia delante, y el futuro nos parece resplandeciente, brillante, atractivo, incluso increíble, con tecnologías que cada vez y a cada paso nos sorprenden. Robots que fabrican e interactúan con los operarios de toda la vida, quedando cada día menos de estos.
Creo que los seres humanos estamos participando en nuestro declive, alejándonos cada día de lo más importante: vivir, vivir cada día una vida por la cual luchaban nuestros antepasados para tener casa, familia y trabajo, y con la que nos sentíamos realizados de manera natural. Hoy día se fabrican máquinas que nos cobran autosirviéndonos nosotros mismos, como novedad.
Dejando atrás a esos tenderos que nos servían y nos atendían de manera cercana, como muchos conocimos, o los empleados de las gasolineras a los que cada día pasabas a poner combustible a tu coche y esbozaban una sonrisa y la broma mañanera antes de ir al trabajo.
Solo hay que pararse a pensar un poco: ¿quién cree que la robótica y las máquinas tecnológicas nos beneficiarán en el futuro? Esto es el comienzo de un fin, el comienzo de una esclavitud robótica al servicio de los más poderosos y millonarios, y un fin de la clase obrera tal como la conocemos, porque esa es la idea: todos somos útiles hasta que el control y la economía sean dirigidos por la inteligencia robótica e artificial.
Total, ya se habla hasta de comida fabricada con impresoras 3D, comida como chuletones y carnes artificiales. En qué se está convirtiendo este mundo en algo que damos por válido… en cuanto lo natural que nos ha brindado la naturaleza se ha puesto en entredicho como malo, cosa que es falsa, ya que desde nuestros comienzos se cazaba y pescaba y no había problemas más allá de lo normal.
Hoy día las industrias nos venden carnes, pescados y verduras con un alto contenido en químicos; vacas hormonadas para su mayor aprovechamiento cárnico; pescados criados con piensos en piscifactorías; y verduras y frutas tratadas con pesticidas y químicos. Por eso, hoy día presuntamente hay muchos problemas alimenticios; ya añoraremos el pasado cuando caiga de tanto jugar a ser dios construyendo un futuro… fuera de la naturaleza. Muchos de nosotros no lo veremos, pero me imagino el futuro de este planeta: pobre y añorado.
Joaquín Santana
Señor Joaquín, se puede decir más alto pero no más claro. Las nuevas tecnologías se están adueñando de nuestros puestos de trabajo y, lo peor de nuestra manera de vivir. Estupendo artículo.
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