Todos tenemos un ángel nos acompaña noche y día.
Sin invocarlo ni llamarlo camina a nuestro lado. Él es invisible, es como una sombra, pero buena sombra y no es de ningún color, ni de izquierdas, centro o derecha.
Siempre lo he sentido junto a mi en los momentos buenos y en los no tanto, es comprensivo, me aconseja, me quiere.
Su voz la oigo antes de hacer o tomar una determinación
cuando me equivoco mi ángel me lo dice con cariño al oído,
¿Tú no lo has escuchado alguna vez? El nos habla a todos en los momentos de soledad, tristeza, alegrías, en el llanto dolor, enfermedad, angustia, es el ángel de La Guardia,
sí el que nos enseñó a amar, nuestra madre en la tierra.
Antonia Perez Viera
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