Yo soy un pobre inmigrante y he llegado a Gran Canaria
cruzando el océano Atlántico en una humilde patera que
aquí la llaman barcaza.
Traigo como equipaje una garrafa de agua, dos panes duros como piedras
y la esperanza en el alma.
En esa noche de Agosto la luna llena estaba
Adiós África querida, me voy a tierras extrañas
por culpa del hambre, la guerra, el sida y la malaria.
Quisiera volver algún día, con las ilusiones cumplidas,
un pasaporte Español, trabajo y una familia formada.
En esa noche de luna llena, veníamos muy juntitos
quince varones adultos, tres menores de edad y una mujer embarazada.
Al pisar tierra Canaria, el corazón nos saltaba,
pensando que era el paraíso con esas aguas en calama.
Nos atendieron muy bien los policías y la Cruz Roja,
con ropa, agua y comida, y no nos faltó de nada.
Después de llegar a Fuerteventura, nos subieron en un gran coche
que aquí le llaman guagua, luego a un avión y desde allí a Gran Canaria.
Gracias Canarios les damos todos los inmigrantes,
que aquí estamos, pues ya sabemos por otros compañeros
que todos ustedes son muy solidarios, aunque hay quien dice
que varias Islas vecinas no tienen centros de acogida,
y se niegan a ayudarnos, olvidándose que ellos
un día hace años, también emigragron.
Adiós continente Africano, que péna que te estén destrozando
por el abandono del mundo que no respeta los derechos
del hombre sea blanco o negro, Chino o Coreano.
Toñy Pérez Viera
Telde / Las Palmas de Gran Canaria
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