Mary Almenara.
Las diferencias generacionales han existido desde tiempos remotos, no
es contrariedad que apareciera en la época actual.
Cada persona ha tenido sus vivencias particulares pero que, en el
fondo, no se alejan mucho de lo que hoy vivimos. Lo que ha ido cambiando son
las características de la sociedad en la que nos encontramos en el momento
actual.
Las diferencias generacionales pueden llegar, incluso, hasta los lugares
de trabajo donde conviven personas con diferentes edades y diferentes sexos, ahí
se pone de manifiesto los pensamientos actitudes de los mayores con los más
jóvenes y viceversa.
El comportamiento, sobre todo en los mayores, depende bastante de sus
vivencias marcada, la gran mayoría de las ocasiones, por la sociedad y la familia
con la que crecieron y se educaron. Esto influía bastante en su forma de ver la
vida, y comportarse en sociedad.
Años atrás se veía con malos ojos el que la mujer trabajara, pues se
cría firmemente, que el lugar de ésta estaba en la casa.
El empleo, la autoridad y la familia, no significa lo mismo para
aquellas personas que nacieron en la posguerra, vivieron una crisis económica o
se criaron bajo un régimen patriarcal y machista. Los jóvenes, en cambio lo
hicieron en una sociedad con libertad como el principal pilar fundamental, lo que
les lleva a no admitir el ser metidos en un mundo donde no exista la diferencia
de opiniones.
Lo ideal es conseguir que generaciones con edades tan diferente,
logren vivir y trabajar bajo el criterio compartido y respetado.
Y para ello el primer paso es conocerse, saber cuáles son sus claves y
también sus expectativas vitales y profesionales.
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