Pero que afortunadamente habías escapado de la parca. “Vete con la familia por San Roque un día ,que Paco sigue de baja”, me dijo Pino, hace solo dos días.
Pero ya no hay tiempo, Paquillo, de echarse los vinos pendientes en la puerta de tu casa, con la barbacoa al lado. Para ti chuletas, para nosotros tofu y verduras. Y esas largas conversaciones sobre la estafa que llaman crisis, sobre la victoria del miedo que está provocando las claudicaciones ante la patronal que en nada se parecen a aquellas luchas de guagüeros cuando tú eras presidente del comité de empresa. Aquella huelga te costó un despido en las fechas navideñas y algún infarto que vino luego. Pero se frenó la privatización de guaguas y los recortes de los salarios. Cuando repasábamos aquella lucha mirando al barranco Guiniguada no sabíamos todavía, Paquillo, que el alcalde que te despidió aquella navidad, que te mandó al infierno en fechas tan cristianas, tenía su dinero en paraísos poco católicos.
Siempre aprendía en las conversaciones contigo. Cada vez cuesta más encontrar a trabajadores con conciencia de clase y con esa capacidad de filosofar, de intuir el horizonte que se viene si seguimos cruzados de brazos, si dejamos las manifestaciones para los liberados sindicales y jubilados con nostalgia de puños en alto. Lo tuyo no era discurso para quedar bien. En los momentos difíciles no me faltó tu “Juanillo, cualquier cosa que necesites…”. Sabía que estabas ahí, Paco, ese vecino por el que valía la pena volver a San Roque.
Contigo también contaban los habituales de la línea 51. Alguna pibita que se quedó embarazada te lo contó a ti antes que a su padre, y tú hiciste de intermediario para que el viejo no montara un incendio en la casa. Tampoco faltaba el “venga, móntate”, para el vecino que subía la cuesta y que sabías que no tenía ni para un bonoguagua.
Cuánta ilusión pusiste en la reforma de tu casa. Cuántos sueños junto a esposa Pino. Qué corazón tan grande en un cuerpo tan chico, Paquillo. Los guagüeros están de luto. Y esta ciudad tiene una compañia pública de guaguas gracias a que tú te dejaste la piel y parte del corazón en esa lucha. San Roque pierde a uno de sus vecinos más nobles. El primero de mayo, Paco. El día de la clase trabajadora se paró tu corazón para siempre con apenas 57 años. Con conciencia de clase hasta el último minuto. Que la tierra te sea leve, compañero.
@juanglujan
Pero ya no hay tiempo, Paquillo, de echarse los vinos pendientes en la puerta de tu casa, con la barbacoa al lado. Para ti chuletas, para nosotros tofu y verduras. Y esas largas conversaciones sobre la estafa que llaman crisis, sobre la victoria del miedo que está provocando las claudicaciones ante la patronal que en nada se parecen a aquellas luchas de guagüeros cuando tú eras presidente del comité de empresa. Aquella huelga te costó un despido en las fechas navideñas y algún infarto que vino luego. Pero se frenó la privatización de guaguas y los recortes de los salarios. Cuando repasábamos aquella lucha mirando al barranco Guiniguada no sabíamos todavía, Paquillo, que el alcalde que te despidió aquella navidad, que te mandó al infierno en fechas tan cristianas, tenía su dinero en paraísos poco católicos.
Siempre aprendía en las conversaciones contigo. Cada vez cuesta más encontrar a trabajadores con conciencia de clase y con esa capacidad de filosofar, de intuir el horizonte que se viene si seguimos cruzados de brazos, si dejamos las manifestaciones para los liberados sindicales y jubilados con nostalgia de puños en alto. Lo tuyo no era discurso para quedar bien. En los momentos difíciles no me faltó tu “Juanillo, cualquier cosa que necesites…”. Sabía que estabas ahí, Paco, ese vecino por el que valía la pena volver a San Roque.
Contigo también contaban los habituales de la línea 51. Alguna pibita que se quedó embarazada te lo contó a ti antes que a su padre, y tú hiciste de intermediario para que el viejo no montara un incendio en la casa. Tampoco faltaba el “venga, móntate”, para el vecino que subía la cuesta y que sabías que no tenía ni para un bonoguagua.
Cuánta ilusión pusiste en la reforma de tu casa. Cuántos sueños junto a esposa Pino. Qué corazón tan grande en un cuerpo tan chico, Paquillo. Los guagüeros están de luto. Y esta ciudad tiene una compañia pública de guaguas gracias a que tú te dejaste la piel y parte del corazón en esa lucha. San Roque pierde a uno de sus vecinos más nobles. El primero de mayo, Paco. El día de la clase trabajadora se paró tu corazón para siempre con apenas 57 años. Con conciencia de clase hasta el último minuto. Que la tierra te sea leve, compañero.
@juanglujan
fuente : https://juanglujan.wordpress.com/
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