Cuando nos adentramos en un establecimiento, sea del tipo que sea, nos consideramos el poder de todos los derechos pero no en el de los deberes.
Comienzo así este artículo para ponerles en antecedente de lo que viví ayer domingo en un restaurante al que acudí con el fin de almorzar con tranquilidad y en familia.
Todo iba según lo previsto hasta que entraron al local una pareja a la que el camarero, con mucha educación, les pidió el certificado COVID obligatorio.
La primera reacción de la señora fue negarse en redondo a presentarlo, alegando que no lo hacia ya que no era obligatorio.
Entre ella y el camarero surgió un tira y afloja donde la señora, aparte de mostrarse bastante alterada se mantuvo en sus trece.
A todo esto el camarero le pidió que si no presentaba el certificado se veía obligado a pedirle que abandonara el restaurante cosa que hizo de malas maneras.
Por lo que demostró la señora en esos momentos, aparte de su poca educación, es que no lee las noticias pues es sabido que, según el (BOC) Boletín oficial de canarias, desde el pasado viernes, según la Consejería de Sanidad, es obligatorio la presentación de dicho certificado en los niveles de alerta sanitario 3 y 4, o sea los niveles en los que nos encontramos en estos momentos.
Mary Almenara.
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