LAS PALOMAS Y SUS REGALITOS
Siempre ha sido muy típica la imagen del niño jugando en la plaza con las palomas o la señora que le echa el millo a puñados previniendo, por si no puede venir al día siguiente. No hay parque de pueblo o ciudad que no tenga palomas revoloteando por dondequiera y a su libre albedrío.
Ver estos momentos resulta incluso tierno, entrañable pero, como todo, el exceso nunca es bueno y es a lo que hemos llegado con estas aves que poco a poco se han ido adueñando de todos los lugares donde pueden anidar y vivir.
Aunque es un problema en todo el mundo, me centraré en la ciudad de Telde donde cada día nos vemos más y más asediados por ellas. Ya no hay lugar donde no las encontremos, como pueden ser… azoteas, con la consiguiente molestia a la hora de tender la ropa, plazas, solares o casas abandonadas y un largo etcétera.
Cuando paseamos por las calles, sobre todo las peatonales, encontramos sus excrementos en los bancos, suelos y donde quiera que les aprietan las ganas.
Se han adueñado de los bancos en las avenidas de las playas sin que nadie pueda sentarse a descansar, en los parques infantiles, donde los niños en sus juegos caen al suelo tocando con sus manos los excrementos.
Si no se toman medidas urgentes las palomas se apoderarán de la ciudad por lo que no hay que dormirse en los laureles sino buscar soluciones, que haberlas haylas, una, tal vez la más eficaz, sea proporcionarles comida con alguna especie se anticonceptivo como se ha hecho en otras provincias con buenos resultados, esta es una manera de ir extinguiéndolas poco a poco sin causarles daño físico, pero hay que poner manos a la obra cuanto antes.
De lo contrario las plagas de estas aves suponen un riesgo importante para la salud.
Sus desechos pueden provocar más de 40 enfermedades, y aquella imagen tan entrañable pasará a ser un motivo de preocupación para nuestra salud.
Mary Almenara
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