(Los firma con su conocido seudónimo literario... ¡QUÉ COSAS!)
EL JORNAL
Como jornalero que era buscaba
sin descansar un jornal que ganar.
Deseaba fervientemente unas buenas tierras
donde honradamente ponerse a trabajar.
Le dijo al propietario: “señor llámeme”,
que yo estaré muy temprano en la plaza hoy,
déjame acompañar a los parados que contratarás.
Acabado aquel duro tajo,
le llegó al fin la hora de cobrar.
Con un más que ajustado salario,
de tan solo diez euro por medio día
el dueño lo despacharía .
Fue el más corto de todos los pagados,
y con justo egoísmo así al amo se lo reprochó.
Mas no supo valorar que ninguna falta le hacía,
y por tan solo pura compasión
aquel trabajo le proporcionó.
Cuando lo supo, avergonzado se sintió,
por haber dudado de la honradez
de aquel buen hombre empleador.
“Déjeme seguir labrando sus tierras”, le decía,
para intentar al menos enmendar mi osadía.
Ahora presto y de balde, para usted,
hasta diez jornadas enteras haré.
Y le juro patrón que me sentiré bien pagado
con solo alcanzar de usted su perdón deseado.
No se puede decir que fuera una limosna porque realizó un trabajo,aunque dice que no le hacía falta,creo que hay un choque de intereses y sentimientos .
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