Opinión.
Aquella ciudad a la que un día proyectaron subirle el rango de “gran ciudad” ha terminado por convertirse en un gran cementerio de locales abandonados.
Los propósitos quedan muy bonitos en el papel, lo que anima a la gran mayoría de los ayuntamientos a poner manos a la obra, nunca mejor dicho, y poco a poco el proyecto o propósito, va tomando cuerpo hasta que llega el momento de cortar la cinta de inauguración seguido, como no, de la foto de rigor en la que todos quieren aparecer.
Como es lógico, la ciudad de Telde no podía ser menos y ahora luce, para vergüenza de sus vecinos, una estupenda colección de edificios construidos y abandonados.
Por su puesto comenzaré con la joya de la corona, o lo que es lo mismo el mamotreto, que fue creado para ser el palacio de la música y terminó por convertirse en el palacio real de los okupas y drogadictos.
Ahí, haciéndole compañía, llora su triste final otro proyecto que tuvo pocos años de vida, y como el anterior es el lugar de reposo de personas sin más futuro que la bebida y las drogas.
En este caso se trata de las salas de cine a las que dieron el pomposo nombre de Multicines, hoy pasaron a llamarse, multi para lo que sea.
Para que todo quede a un tiro de piedra nos acercamos a los aparcamientos. Estos solo contaron para el día de la inauguración, y al igual que los mencionados, terminó de igual manera.
Solo con cruzar la acera, nos topamos con las ramblas que tuvieron sus años de gloria cuando sus kioscos estaban ocupados por diferentes pequeños comercios que le dieron vida. La cruzaba de principio a fin una acequia por donde discurría el agua que, con su suave murmullo, animaba al paseo o descanso en alguno de sus bancos.
Los kioscos permanecen cerrados y a la acequia le callaron la melodía con una placa de cemento.
No quiero acabar este artículo sin mencionar a dos víctimas más de la desidia del ayuntamiento de Telde. Por un lado lo que un día pretendieron que fuera un pequeño centro comercial situado en la playa de la Garita. Con las salas vacías permanece desde su inauguración.
Y termino esta lista con la estación de guaguas, otra que terminará su vida como las anteriores, triste y vacía, siendo foco de toxicómanos y alcohólicos.
Lo más triste de todo es saber que hay personas sin hogar mientras que millones y millones, suyos y míos estimado lector, están muriendo poco a poco.
Querida ciudad, con más pena que gloria, te dedico este pequeño texto de un poema de Góngora que te va como anillo al dedo.
Aprended, Flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y hoy sombra mía aun no soy.
Mary Almenara.
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