(Los firma con su conocido seudónimo literario... ¡QUÉ COSAS!)
(Dedicado a mi madre)
Siempre está ella en mi recuerdo,
siempre a pesar de todo lo acaecido.
Como estrella fugaz del firmamento,
lejos del tiempo pasado
y de la serena vejez acumulada.
Era como una princesa imaginada,
con un alma siempre esperanzada.
Y como los vientos alisios de tanto sueños,
de tanto desvaríos y de tantas locuras...
Vuelve hoy a mí su memoria,
dejando una divina estela,
como si de una estrella se tratara.
Ella es quien me rescata del olvido,
de lo que pudo ser
y de lo que no ha sido.
En columna de plata y oro se ha convertido
y ahora tiene ojos azules
de cristalina mirada.
Gracias esmeralda de la noche,
por iluminar con tu candidez
el sagrado cáliz de mi vida.
¡Qué cosas!
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