Ocho nuevos distritos en Suecia se han añadido a una la lista negra de “zonas vulnerables” por los elevados índices de delincuencia, según informa el periódico sueco DN.
En 2015, la policía sueca hizo público un informe con 53 zonas denominadas “vulnerables”, de ellas 15 potencialmente peligrosas. Un periodista de aquel país utilizó el término “no-go zone” para referirse a ellas.
Según DN, las nuevas zonas conflictivas son: Norrby, Hässleholmen, Hulta (Borås), Tynnered, Grevegården, Opaltorget (Gotemburgo), Karlslund (Landskrona), Nydala, Hermodsdal, Lindängen (Malmö), Fittja, Alby (Estocolmo) y Gottsunda (Uppsala).
Numerosos jefes policiales han pedido más recursos financieros y más personal.
“Sabemos cómo trabajar cuando. Pero para hacerlo de la manera correcta debemos cintar con más efectivos”, dijo el jefe de policía de Malmö, Stefan Sintéus, a DN.
Mälmo, símbolo del fracaso del multiculturalismo en Suecia
BD (R).- Malmö, ciudad costera pos industrial del sur de Suecia, forma parte de esas ciudades que, al igual que Marsella, nos muestra hoy lo que será “la Europa de mañana”, “la Europa después de Europa”, esa Europa que habrá cedido a los cantos de sirena de la “Gran Sustitución”. Como espantosos laboratorios etnosociológicos, esas ciudades demuestran a todos los que quieran enterarse el fracaso evidente y sistemático de la “convivencia”, concepto sagrado de pensamiento políticamente correcto.
“La Gran Sustitución”, expresión que debemos al escritor francés Renaud Camus por su libro con ese título (“Le Gran Remplacement”), se puede explicar de manera muy sencilla: Tenemos un país, un pueblo, y de pronto, casi de repente, en una generación tenemos en su lugar a otro u otros pueblos. “La Gran Sustitución”, el cambio de pueblo, vuelto posible por “La Gran Deculturación”, es el fenómeno más dramático de la historia de Europa desde hace siglos, quizás desde siempre.
A primera vista, Mälmo parece ser un lugar sin pretensiones, que muestra las cicatrices del declive industrial de Europa, con sus edificios convertidos a menudo en centros culturales. La ciudad acoge una comunidad judía bien establecida, hoy en vías de desaparición, y también una gran cantidad de inmigrantes económicos originarios de África y de Oriente Medio.
Mälmo fue una de las primeras ciudades de Suecia en adoptar el multiculturalismo como política oficial, predicada por la municipalidad socialdemócrata. Ante el resto del mundo, Mälmo se presenta como una ciudad moderna, de cultura cosmopolita, con un ayuntamiento que fomenta vigorosamente las iniciativas ecologistas. Pero la realidad es muy distinta. Mälmo, apodada la “Chigado de Suecia” es cada vez más nombrada como un centro europeo del comunitarismo y un punto de observación de las tensiones interétnicas en el Viejo Continente. El índice de criminalidad es el doble del de Gran Bretaña. La ciudad, y en particular su tristemente célebre barrio de Rosengard, protagoniza a menudo la crónica negra desde hace más de 10 años. Tiroteos y tráfico de drogas es su día a día. Además, Mälmo es conocida por ser la “capital europea de las violaciones”.
A pesar de que la ley sueca impide citar el origen étnico de los criminales, existen estudios que demuestran que los inmigrantes extraeuropeos son los culpables de por lo menos las 3/4 partes de las violaciones. Según la abogada Ann Christine Hjelm, que ha investigado sobre estos crímenes, el 85% de los violadores condenados ha nacido en el extranjero o de padres extranjeros. Ante este fenómeno, las jóvenes suecas afirman estar aterrorizadas ante la idea de salir de noche. Eso en un país que en los años 80 era todavía considerado un ejemplo de seguridad y de tranquilidad. El cambio no puede haber sido más brutal.
El problema de estas violaciones es tan grave que un grupo de estudiantes decidieron en 2005 crear un cinturón antiviolación, equipado con un sistema de seguridad bastante sofisticado para desalentar todo intento de agresión sexual. La anécdota, si se puede decir así, nos enseña el camino hacia la Edad Media que ha tomado la moderna Suecia.
Algunos de estos inmigrantes reconocen sus prejuicios de manera abierta contra las suecas, a las que consideran “putas que piden ser violadas” por sus hábitos vestimentarios. Uno de estos confiesa sin rodeos: “No es tan malo después de todo, la violación para una chica sueca no es como la violación de una joven árabe. La chica sueca recibe muchas ayudas después, mientras que la joven árabe tendría problemas con su familia. Para ella, haber sido violada es una fuente de vergüenza. Es importante que conserve su virginidad hasta la boda, mientras que la sueca, con toda probabilidad ya había sido follada antes”. Sin comentarios.
El número de violaciones cometidas por inmigrantes es tan elevado que resulta difícil considerarlos como actos aleatorios. La violación es utilizada aquí como un arma de intimidación masiva contra otras comunidades.
Ante estos hechos, Amnesty Internacional ha señalado en 2008 a Suecia sobre el trato dado a las mujeres y acerca del muy bajo índice de resolución de estas violaciones. El perfil de Suecia en materia de violencia contra las mujeres también ha atraído la preocupación de la ONU. En un informe publicado en febrero de 2007, Erturk Yakin, comisario de la ONU, ponía de relieve la diferencia notable entre el progreso aparente en la realización de la igualdad entre los sexos en la sociedad sueca y la progresión inquietante de las violencias cometidas contra las mujeres.
Además de las violaciones y los tráficos de todo género, los actos antisemitas se han multiplicado en Mälmo. Los cementerios judíos han sido profanados y la violencia física contra miembros de la comunidad judía ha alcanzado niveles sin precedentes. Los dirigentes judíos han llegado a emitir un aviso dirigido a los judíos de otros lugares para el caso de tener que venir a Mälmo. Algo parecido sólo se había llevado a cabo en el caso de países islámicos. La tensión entre la comunidad judía y los musulmanes ha llegado a su apogeo en 2012 cuando el centro cultural judío sufrió un ataque con bomba.
El alcalde de Mälmo, el izquierdista Ilmar Reepalu, provocó la indignación de la comunidad judía y fue acusado de antisemitismo por haber calificado este hecho como respuesta legítima a la operación militar israelí en la Franja de Gaza.
Por último, un detalle que ilustra bien a qué punto se ha llegado. Mälmo es la primera ciudad europea en la que el ayuntamiento no ha tenido mejor idea que dar cursos de idioma árabe a sus policías, ¡para que estos conozcan las reglas básicas de la cortesía hacia esa población!
http://www.alertadigital.com/2017/06/16/ocho-distritos-de-suecia-se-incorporan-a-la-lista-negra-de-zonas-del-pais-azotadas-por-los-elevados-indices-de-criminalidad/
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