Es el momento perfecto para entender algunos conceptos claves de la teoría política. Las cloacas del Estado se supone que es donde trabajan personas grises a oscuras, que realizan el trabajo sucio en una misión imposible, imposible de creer que haya gente que se dedica a eso, imposible de creer que haya instituciones que mantienen a sueldo a tipejos sin escrúpulos, para buscar o inventar algún trapo que pueda ser usado para desacreditar a un adversario político. Algún vicio inconfesable, alguna relación no bendecida, algún desliz a micrófono cerrado, en fin, coger al opositor en cuestión en algún renuncio.
Y hasta tal punto ha llegado la cosa, que los líderes madrileños de Podemos serán recordados, no por su discurso, sino por la calidad de sus tripas. Porque hay que tener tripas para aguantar a esa panda de provocadores y cloaqueros sin levantarte y meterles un cabezazo de arriba pa’ bajo. Perdón, quise decir, sin perder la compostura. Por si fuera poco, los cloaqueros siempre colocan la tapa de la alcantarilla por dónde necesariamente ha de pasar tu camino.
*Paco Déniz es profesor de Sociología en la Universidad de La Laguna. Da clases en la Facultad de Periodismo y en la de Sociología. Este artículo fue remitido por su autor a nuestro blog para su publicación.
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