El movimiento se demuestra
andando
Todos dicen
ahora que son la clave del futuro de Telde. Todos dicen que son transparentes,
honestos, capaces y sobre todo, que tienen un plan para la ciudad. Y yo, que
como quien dice acabo de llegar a la política, me pregunto por qué esa
necesidad de cantar a los cuatro vientos que son transparentes, honestos y
capaces, cuando han tenido tiempo de sobra en mandatos anteriores de
demostrarlo. El movimiento se demuestra andando, reza el refrán, de ahí que no
entienda ni yo, ni muchos de los ciudadanos, el empeño en decir lo que se
debería haber demostrado de aquí para atrás.
Contrato para
la ciudadanía, código ético de conducta, términos tan rimbombantes como vacíos
e innecesarios. La contundencia con los que se corrompen, estafan y engañan,
las medidas para evitar que ocurra y los códigos éticos para los cargos públicos
son obvios, lo que ocurre es que se han dejado a un lado en pro de otros
menesteres más lucrativos.
A los que
estafen, desfalquen, prevariquen y roben de lo público, la medida es clara:
expulsión del partido, condena social y política, y por supuesto, todo el peso
de la ley sobre ellos sin amiguismos ni influencia en el sistema judicial por
parte de ningún mandamás.
Las medidas
preventivas, una sola y sencilla: transparencia real, pero no ante los partidos
o los compañeros, ni siquiera ante otras instituciones públicas. Transparencia
hacia los ciudadanos, publicidad en todas las acciones de las administraciones:
sueldos, actas plenarias, acuerdos, presupuestos, gastos, viajes y un largo
etcétera, que de momento es sólo una utopía.
Y en cuanto
al código ético, qué decir, que no se haya inventado ya desde que la política
es política. Si uno es honesto, no puede ser también deshonesto y tal virtud no
sólo se le presupone al político sino que debe exigírsele en todos los ámbitos
de su vida, mientras ejerza algún cargo. Ejemplaridad, ese el código ético del
que no debemos salirnos, ejemplaridad y coherencia. Nada más, honestidad y
transparencia, todo lo demás es marear la perdiz y con ella a los ciudadanos,
que bastante mareados están ya por cierto.
Desde mi
punto de vista, el mensaje debería ser menos teatral. La gente tiene derecho a
ver las cosas sin maquillaje, a recibir propuestas realizables. Porque otra
moda entre los políticos de Telde últimamente es prometer cosas de dudosa realización
o que llevan a engaño entre los ciudadanos que no tienen por qué conocer los
vericuetos de la legislación municipal. Nosotros proponemos centrarnos en
Telde, yo soy candidato a la alcaldía y aunque represento unas siglas
históricas, las políticas que conforman el programa electoral del PSOE teldense
están diseñadas por y para la gente que vive, trabaja y disfruta esta ciudad.
Cinco ejes,
cinco ámbitos en los que actuar y que engloban la realidad del municipio: área
económica, objetivo: recuperar el equilibrio presupuestario con políticas de
ahorro y redistribución de recursos, promover políticas de empleo y
emprendeduría, así como de apoyo a empresarios. Área de Ayuntamiento, principal
tarea: dinamizar la institución, abrirla a los ciudadanos, dotarla de
transparencia y operatividad. Área social, centrada en dar respuesta efectiva y
directa a la gente que acuda a solicitar apoyo, en emprender acciones
específicas por sectores y controlar el impacto de las mismas. Área de cultura
y deporte, para llevarlos a los barrios, y hacerlos accesibles para todos; y
finalmente el área de juventud y colectivos, dirigida a dinamizar la vida en
comunidad, tender lazos sociales, culturales, deportivos y de toda índole entre
diversos colectivos, con programas concretos para jóvenes que les integren en
la vida activa del municipio.
Muchas son políticas
que completan este gran esquema que perfila ya nuestro programa electoral y en
el que no cabe ni una sola promesa que no pueda cumplirse. Porque la gente no
es tonta y no se merece que les pongan paños calientes. Aunque duela, los
ciudadanos merecen saber la verdad de lo que se puede y no se puede hacer una
vez pasen las elecciones. Prometer es fácil, vender humo también, pero no es
honesto. Por eso no prometeré nada que no pueda cumplir y con esa máxima bien
presente, ofrezco sin maquillaje ni artificios, la que será mi única promesa:
escucharé, debatiré, trabajaré y actuaré siempre en busca del bien común.
Esa y no otra
es mi promesa, no sólo pensando en las próximas elecciones. Es mi promesa para
toda mi permanencia en la vida política, esté donde esté mi sitio, en el
gobierno o en la oposición.
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