… sucede, que tenemos la mejor cabaña cáprica del
mundo, es decir la mejor cabra del orbe: unas desgraciadas, encerradas, para
que no se coman los pinos; y otras afortunadas, que se han soltado, se han ido
a los riscos, y en el extremo de la isla (el noroeste), huyendo de quienes las
puedan atrapar, andan como en le Paraíso Terrenal, saltando y gozando de
libertad y de la mejor comida que barrancos y toscas (el musgo), les dan y así
crían hermosos baifos, que si machos son como becerros, pero, el cabildo al
quedarse sin leche, porque de las primeras encerradas, la leche es mala, y la
de las sueltas como se la maman toíta los baifos, las quiere matar a tiros, y
para suplir leche por leche,
ha protegido (el cabildo), las tabaibas, para
cambiar una leche por otra. Y, es el caso que toda vez que la leche de la
tabaiba, por más que sea dulce (la tabaiba), es amarga, y dado que ni se toma
(o bebe), ni con ella se puede hacer queso, esta leche tabaibera, de nada nos
sirve, al menso hasta que, o mientras que, la universidad carnavalera que
tenemos (es lo que le dan a los Erasmus), descubra una fórmula química u otra,
que la transforme en potable; pasa, que mientras, tenemos leche, pero no nos
vale ni una ni otra, pensando el cabildo matar a las cabras sueltas, creía que
la de las tabaibas suplía, y como todavía no es posible, pues compremos leche
leonesa, astúrica (o asturiana), gallega, catalana, etc., o de más lejos y más
allá de las fronteras (cuanto más lejos mejor
[para ellos]). Que aquí la hierba se la coma el sol, o los incendios de
los veranos, que la hierba buena es de fuera. Aquí dejamos la isla sin cabras,
y la hierba para nada. Mientras nos la llenan de pinos (para los pinzones
grises [ellos los llaman azules]), y de tabaibas. Y es que: ¡
semos los más mejores y los más listos
del mundo!, ¿no te digo? Somos, el país de los más tontos: no aprovechamos la
leche de las cabras, y nos quedamos con la leche de la tabaiba.
El Padre Báez.
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