En lo alto de la montaña nace chiquito,
un río que refleja el inicio del hombre,
los pasos que fluirán con su destino,
como el cauce que guía su camino.
Desciende entre zonas de aguas bravas,
retando desafíos como el hombre en su afán,
con valentía y coraje en su caudal,
buscando encontrar la paz en cada remanso.
Serpentea entre meandros con paciencia,
como los años marcan la existencia,
un reflejo del tiempo que se va llevando,
y en cada curva, el destino va trenzando.
Encuentra zonas de remanso como un respiro,
donde el río y el hombre hallan su alivio,
momentos de calma en la tumultuosa vida,
que en su curso siempre lleva la partida.
Las cataratas son las pruebas más duras,
que el hombre enfrenta con fuerza y bravura,
pero siempre sigue su curso, como el río,
hacía el final que aguarda en su desafío.
Y al llegar a la desembocadura final,
el río se funde con el vasto mar,
como el hombre al final encuentra su destino,
en un último suspiro, de un largo camino.
Luis Seco de Lucena
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