Durante los tiempos de la Inquisición, a aquellos penitentes que lloraban por sus
culpas y que querían mostrar arrepentimiento por sus actos -también llamados
sambenitados-, se les ofrecía una vela y se les vestía con una especie de saco de
lana, que previamente era bendecido por el sacerdote, cura o párroco pertinente.
A esta prenda se le llamaba "saco bendito", lo que más tarde derivó en "
sambenito”
María Sánchez.
Fuente de información Google.
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