Álvaro Benito está en mi TOP-5 de cantantes admirados de nuestro panorama musical, sin lugar a dudas, desde el principio de su carrera. Ese estilo de poprock cañerito, cercano al punk, siempre me pone en el tono adecuado. Si a ello le unes esas letras juveniles, que nos encajan a los «mayores» pues ahí lo tenemos.
Un saludo, Álvaro. Lo primero agradecerte que, cuando yo era manager de bandas de rock, nos permitieras ser teloneros vuestros en un concierto en Gran Canaria, allá por el año 2011. Mis chicos de la banda «Espacio Libre» y yo, comprobamos la calidad humana y la sumamos a la artística que ya conocíamos. ¿Recuerdas cómo fue tu primer concierto con Pignoise?
El primer concierto exactamente no recuerdo cuál fue. Seguramente en un bar que se llamaba El Golpe, que era de un excompañero del fútbol y que se podía tocar en directo en un escenario muy pequeño. Tocaríamos casi todo versiones y algún tema propio que ya teníamos. En esa época venían amigos, solo por el cachondeo. No había miramientos mucho más allá de eso.
Y, ahora, gira para celebrar los 20 años de conciertos y fans. La pude disfrutar hace unas semanas en el FiestoRon y, para mí, lo mejor del festival (ya, ya sé que no soy objetivo). ¿Qué has aprendido, del mundillo de la música, en estas dos décadas que creas que pueda ayudar a los grupos que siguen actuando con guitarras, baterías y «amplis»?
Obviamente hemos aprendido muchas cosas. Cómo funciona la industria, errores a no cometer, etc. El único consejo que me atrevo a dar es que sean fieles a los que les gusta, a lo que les hace felices, que no se plieguen ante “promesas” de éxito de radios, managers, productores, gurús de discográficas y demás. Nadie sabe lo que va a funcionar y al final solo vas a ser feliz haciendo lo que te sale de dentro de forma natural.
Y, calentito, tienen nuevo disco recopilatorio para hacer homenaje a esas canciones que nos han acompañado en todos estos años. Bien rodeado, como debe ser, con artistas que también tienen un rinconcito en mi corazón: Los Secretos, Loquillo, Hombres G, Calamaro; pero también con gente que me gustan como La La Love You o Pole. ¿Qué sientes cuando se oyen más a las fans cantando «Te entiendo», por ejemplo, que a tu propio monitor?
Es la mayor satisfacción que se puede tener. Que las canciones se hayan quedado en los corazones de la gente y signifiquen algo para ellos. Creo que la finalidad máxima del arte es ese, calar en las personas.
Recuerdo, hace años, todavía se hacían giras promocionales para vender muchos discos. Hoy el disco gira al revés y se sacan discos para poder vender muchos conciertos. 20 años después, seguís llenando allí donde vais. ¿Te has planteado alguna meta, alguna vez?
Mi meta siempre es ser mejor. Mejor cantante, mejor músico y, sobre todo, mejor creador. Lo que pase desde fuera ya no depende de uno. Pero por decir algo, seguir muchos más años encima del escenario sería premio suficiente.
Siempre quise saber. ¿Te ayudó haber jugado en el Real Madrid en tus comienzos en la música?
Al contrario. Fuimos una banda vetada precisamente por yo venir del fútbol. Costó mucho tiempo quitarme ese cartel. Aún hoy en día, hay ciertos sectores de la prensa musical que nos siguen obviando. Nunca hemos sido un grupo “cool” para ellos.
Y para finalizar, otro halago (qué cansino me pongo) pero es que, siempre que veo algún vídeo de tus opiniones deportivas, pincho para verlo. Me gusta el estilo, que es el mío, de no decir siempre lo que hay que decir, sino lo que se piensa, pero intentando no hacer daño a nadie. Y casi siempre das puntos de vista que no ha aportado nadie. Sabes de fútbol y eres madridista, pero también ves errores que no se verían si hubiera fanatismo. ¿Tú crees que el periodismo de hoy es día, es más para la galería que para hacer bandera de lo que uno lleve dentro?
Yo comento partidos como me sale de forma natural. Intentando poner el foco en el análisis, en el juego, aportando profundidad al que está viendo el partido en su casa. Y, por supuesto, siempre me dejo la camiseta en casa. No sería serio ni responsable hacerlo de otra manera.
Pues, hasta aquí, esta minientrevista, que agradezco por tu cercanía que siempre has mostrado y que, si pudimos compartir escenario en el pasado, ahora, desde detrás de la valla, sigo cantando, porque los dos lo sabemos… no hay «nada que perder».
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