José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
A los pies de la Iglesia y bajo un cielo luminoso, Santa Brígida ha brindado un emotivo homenaje, este 3 de julio, a los caídos por España durante la Batalla del Batán, la mayor hazaña militar de la historia de Canarias, cuando en 1599 un ejército invasor encabezado por el almirante Pieter Van der Does, que multiplicaba por 60 la fuerza militar y el fuego de la artillería que existía en Gran Canaria, intentó apropiarse por la fuerza de la isla y hacerse con el control de las rutas marítimas del Atlántico.
Una delegación del regimiento de infantería Ligera Canarias 50 'El de El Batán' de la Brigada de Canarias XVI, que tiene su origen en Tercios de Milicias de Canarias promovido por el rey Felipe II, acudió a Santa Brígida para homenajear "a los que valientemente dieron la vida por la patria", en palabras del coronel, José Ignacio Valverde Moreno, quien presidió el acto junto con el alcalde de la Villa de Santa Brígida, José Miguel Bravo de Laguna.
Asistieron al homenaje el embajador del Reino de los Países Bajos, Roel Nieuwenkamp, el presidente del Cabildo, Antonio Morales, la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón, la subdelegada del Gobierno, María Teresa Mayans Vázquez, el alcalde de San Mateo, Alexis Ramos, el alcalde de la Aldea de San Nicolás, Víctor Hernández Rodríguez, la Corporación municipal, y otras representaciones, entre ellas, el cónsul honorario del Reino de los Países Bajos, Stan Weytjens, el agregado de Defensa del Reino de los Países Bajos, Roel Winter, el cronista oficial de Gran Canaria, Juan José Laforet, y otras autoridades civiles.
El coronel del Regimiento de Infantería Canarias 50 recordó que “los milicianos que de manera heroica defendieron la isla eran gente sencilla, labradores, pero que cuando sonaban las campañas eran un pueblo determinado a defender su territorio. Recordemos a esas personas en el día a día”, destacó, “en el conocimiento del hecho en sí de que unieron a toda la isla, un total de 14 compañías de milicias, para defender lo que somos”.
A continuación, el alcalde de Santa Brígida, José Miguel Bravo de Laguna, tomó la palabra y declaró que “en estos momentos, donde la humanidad en su conjunto se enfrenta a unos retos importantes, necesita del mismo espíritu e inteligencia que tuvieron aquellos militares, milicianos y vecinos que comandados por el capitán Alonso Alvarado y el teniente Antonio Pamochamoso se unieron en un esfuerzo cívico militar sorprendente y trascendental que no solo fue significativo para Canarias, sino para toda España”.
Finalizando el acto, el alcalde cedió la palabra al embajador del Reino de los Países Bajos, quien en un guiño hacia la confraternización de los pueblos modificó la leyenda que ilustra el escudo de la Villa de Santa Brígida -“Por España y por la fe, vencimos al holandés”-, por la de “Por España y por la fe, Gran Canaria venció el corazón del holandés”, recibiendo una cálida ovación de los presentes.
Los ataques a las islas continuaron durante siglos. Las luchas contra navíos, los enfrentamientos entre corsarios, los intereses de las diversas potencias y la captura de prisioneros formaron parte de la vida cotidiana de los isleños, que se acostumbraron a los parches en el ojo y las patas de palo recorriendo su geografía insular. Pero la victoria de la Batalla del Batán, donde unos cientos de milicianos con escasa preparación y armamento vencieron a un ejército de miles de holandeses, no ha sido suficientemente valorada por la historia.
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