Cuatro países sudamericanos poseerían hasta el 85 % de las reservas mundiales del mineral más codiciado de este siglo.
¿Qué tienen en común los satélites, las naves espaciales, las baterías
recargables de teléfonos móviles, las computadoras, los celulares, los
marcapasos, las cámaras digitales, los reactores atómicos, los vehículos
eléctricos y los medicamentos antidepresivos? La respuesta es simple:
el litio.
Ese mineral no metálico se encuentra principalmente en los salares
naturales, pero también en "pozos petrolíferos, campos geotermales y
agua de mar", explica el Ministerio de Minería de Chile.
Tiene la virtud de ser el metal más liviano, gracias a que tiene "la
mitad de la densidad del agua", y posee "excelentes condiciones" para
conducir el calor y la electricidad.
Triangulo fértil
Una información publicada por el diario digital El Confidencial
precisa que en América del Sur se encuentran las mayores reservas de
litio del mundo, alrededor del 58 % del total, aunque otras investigaciones sitúan ese porcentaje en el 85 %.
Por sus aplicaciones, también se denomina como 'oro blanco'. Asimismo,
su valor es otro aspecto relevante: mientras que en 1998 una tonelada de
litio se cotizaba a 1.670 euros, en 2017 alcanzó los 8.600 euros.
Chile, Bolivia, Argentina y parte de Brasil concentran las mayores
reservas de ese material, por lo que su manejo no está exento de
repercusiones políticas.
Los yacimientos que conforman el triángulo del litio son:
- Salar de Uyuni (Bolivia).
- Salar de Atacama (Chile).
- Salares de la puna de Jujuy y Salta (Argentina).
- Salar del norte de Catamarca (Argentina).
- Medio Valle del Jequitinhonha (Minas Gerais, Brasil).
Interesados
Detrás de sus reservas se encuentran "gobiernos, países y empresas
transnacionales", que necesitan el litio para "emplearlo en la
fabricación de los más variados aparatos", declara a RT el periodista y
sociólogo uruguayo Rubén Armendáriz.
Como la utilidad de ese mineral es tan diversa, "se vuelve una necesidad
muy grande"; en particular, para "las transnacionales automotrices"
explica este autor del informe 'Vienen por nuestro litio, con la excusa del auto eléctrico y la defensa del ambiente'.
Legislaciones
Armendáriz asegura que la explotación del litio en cada uno de los
países con reservas "tiene que ver con las formas de cada uno de los
gobiernos, con sus posiciones ideológicas".
Por ejemplo, en Bolivia sucede "una cosa" —el Estado administra los
salares de litio a través de la empresa Yacimientos del Litio Boliviano (YLB)— y "otra muy diferente en Chile, Argentina o en el Brasil de Michel Temer".
Por su parte, Chile realizó
un llamado internacional para empresas interesadas en explotar el
desierto de Atacama. Actualmente, ese país produce el 41 % del litio que
se utiliza en el mundo.
Argentina apunta a un modelo similar: el pasado marzo se supo que las mineras Enirgi Group y Orocobre invertirán720 y 160 millones de dólares, respectivamente, para explotar ese mineral.
Mientras, el Estado brasileño aplica
el Proyecto de Evaluación Potencial de litio bajo la supervisión del
Servicio Geológico de Brasil (CPRM), para el que fue anunciada una
inversión de 40 millones de dólares por parte de Calvyn Gardner,
representante de un fondo de inversión británico.
Cuestión de gobiernos
A pesar de que en Sudamérica existen "políticas muy claras" respecto a
las reservas de litio, Rubén Armedáriz cree que las decisiones son
"obviamente modificadas por los cambios de gobierno en cada país", en la
mayoría de los cuales "se favorece la explotación" por parte de
"empresas transnacionales".
Este especialista subraya que desde "Estados Unidos, Europa y el sudeste
asiático" se trata de imponer en el imaginario colectivo que los países
productores de litio serían los "responsables de que no se ponga coto a
la contaminación ambiental derivada del consumo del combustible fósil".
Para Armendáriz, no resultaría extraño que, algún día, a las potencias
mundiales se les ocurra argumentar que "deben ocupar los salares de
litio" para "salvar el medio ambiente", debido a que existen muchos
intereses detrás de la idea de generar "la necesidad poseer o fabricar
autos eléctricos".
Este investigador explica que todas las estimaciones reflejan que falta
al menos una década para que los vehículos eléctricos alcancen "apenas
el 5 % del mercado mundial", una iniciativa que requiere una inversión
cercana a los 6.000 millones de dólares para un suministro de litio
hasta 2020.
"Es un gran negocio a largo plazo. Quizá después del 2025, pueda que se
note algún ensayo de vehículos eléctricos en algunas de las grandes
ciudades de América Latina", asevera Rubén Armendáriz.
Ernesto J. Navarro
Fuente: RT
FUENTE: http://www.ecorepublicano.es/2017/11/quienes-intentan-apoderarse-del-oro.html
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