lunes, 26 de marzo de 2018

MANTENERSE EN SUS TRECE.


Artículo de María Sánchez
  No es difícil encontrarnos a lo largo de nuestra vida, con una persona tan terca como una mula. Esas que se empecinan en una idea y no se bajan de ella ni a garrotazos. Pretenden ser siempre dueños de la verdad absoluta sin permitir que nadie le lleve la contraria.

Tratar de llegar a un dialogo coherente con estas personas es tarea casi imposible, lo mejor en estos casos es abandonar la discusión que, a fin de cuentas, no llegará a buen puerto.
 El otro lado de la moneda puede ser, que ese tipo de personas sean tan fieles a su palabra, que cuando promete algo lo mantendrá por mucho que intenten disuadirlo y, si lo que prometió nos beneficia, bendita sea su costumbre de mantenerse en sus trece.
A esta frase se le atribuyen varios orígenes: por un lado, se dice que vendría de los juicios a los judíos conversos, cuya fe contenía trece principios principales. La Santa Inquisición acuñó esta expresión para los destinados a la hoguera por mantenerse en sus trece credos o principios.
Otra versión la coloca en un juego de cartas en la época medieval, muy similar a la conocida como siete y media, en la que el máximo eran quince puntos. Los jugadores timoratos se plantaban en el trece por miedo a pasarse y perder la partida, la misma estrategia que nos ha llegado hasta nuestros días.
Lo mejor, estimados lectores, es que no siempre se mantenga en sus trece no vaya a ser que revierta en su contra.
María Sánchez.

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