domingo, 20 de marzo de 2016

Una de piratas (con final feliz)


Hoy los piratas no van en carabela sino en Porsche, no lucen parche en el ojo sino gemelos, y sus botines no son cofres con oro sino merluza negra de la Antártida. La última banda pirata es Vidal Armadores, que Greenpeace ha investigado y denunciado durante años y que por fin han pasado a disposición de la Audiencia Nacional ya no solo por pesca ilegal, si no pororganización criminal y blanqueo de dinero.
Vidal Armadores tenía a la justicia de varios países detrás. Sus barcos han sido detenidos 11 veces, incluyendo una espectacular persecución de 21 días entre icebergs por parte de las autoridades australianas. Y han sido condenados al menos en siete ocasiones. Lo que hace a este nuevo proceso distinto es que a la acusación de pesca ilegal se le incluye la de organización criminal, lo que hace esperar que la sentencia acabe definitivamente con sus actividades, e incluso lleve al clan pirata de los Vidal a la cárcel. Hasta ahora las sanciones han sido irrisorias en comparación con los beneficios millonarios que les reportaba la pesca ilegal. Además, desde 2012 han estado recibiendo subvenciones del Gobierno central: más de 16 millones de euros, aún cuando se conocían sus actividades.
El principal botín de este imperio pirata del s. XXI era la merluza negra capturada de forma ilegal. Es una especie que se vende a precios muy elevados en el mercado (se le conoce como "oro blanco"), y es relativamente sencilla de capturar en la Antártida. Para ello han usado una serie de argucias administrativas y legales, con un entramado de empresas de distintos países y barcos que cambian de nombre y bandera que hacen muy difícil seguir su pista.
Greenpeace lleva investigando y exponiendo a Vidal Armadores durante años,exigiendo a los sucesivos Gobiernos centrales y gallegos que actuasen contra la organización y cesasen las subvenciones. También les demandamos en 2009, tras una ardua recopilación de pruebas.
Ahora, por fin, parece que este imperio de pesca ilegal ha llegado a su fin. Esperamos que este nuevo proceso, que puede conllevar penas de cárcel para el clan pirata, ponga fin definitivo a su actividad ilegal. Entonces podremos respirar con más alivio, pero lejos de olvidar el problema este caso nos tiene que servir como impulso para seguir luchando contra la pesca ilegal, una de las principales amenazas de los océanos, que mueve aproximadamente 10.000 millones de euros anuales y suponemás del 15% de las capturas globales. En Greenpeace lo vamos a dar todo, pero solo podemos hacerlo con tu ayuda. ¡Lucha con nosotros contra la pesca ilegal!

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