En el siglo XVII fueron enterrados cinco cadáveres, en sus respectivos féretros de plomo y acompañados de relicarios en forma de corazón, bajo el Convento de los Jacobinos de Rennes, construido en 1369, al oeste de Francia.
El convento fue un importante centro de peregrinación en siglos pasados. Se cuenta que en 1593 una mujer resucitó tras la invocación de Nuestra Señora de la Buena Nueva. Con el estallido de la Revolución Francesa dejó de funcionar como tal y se le dieron diferentes usos a lo largo de los años. En su lugar se instalará el futuro Centro de Convenciones de Rennes Métropole. Los arqueólogos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP) tenían que actuar con celeridad. En los últimos años han excavado unas 800 sepulturas, entre ellas los cinco ataúdes de plomo, según informó el INRAP el pasado 2 de junio.
Abrieron los cinco ataúdes. La materia orgánica se había volatilizado en cuatro de ellos. No así en el que fue sepultado bajo la capilla de San José. Por motivos que se desconocen su cuerpo presenta un estado de conservación excepcional. Una mujer. Una dama, de la nobleza medieval. Ataviada con la indumentaria de las monjas: capa, casulla, sayal de lana burda con ligamento de sarga, chinelas de cuero con suelas de corcho... Un escapulario devocional enrollado en su brazo derecho, un crucifijo en sus manos, el rostro cubierto por un sudario y dos gorros y una toca cubriendo su cabeza. Su nombre apareció en el relicario con forma de corazón contenido en uno de los cuatro ataúdes, el de su esposo. La mujer en cuestión se llamaba, o se llama, Louise de Quengo, dama de Brefeillac, fallecida en 1656 y esposa de Toussaint de Perrien, caballero de Brefeillac, muerto en 1649. ¿Louise de Quengo adoptó el modo de vida monacal tras enviudar? Quién sabe.
Los despojos de Louise de Quengo serán devueltos a su tumba, el lugar que le corresponde, para que siga unida a su esposo en el más allá. Pero el análisis científico de sus restos mortales constituye "una oportunidad excepcional para la arqueología", según el INRAP. La autopsia ha revelado su estado de salud en el momento de su muerte y los análisis microbiológicos o genéticos complementarios determinarán si la causa de su muerte fue de origen infeccioso. "El ADN de los patógenos, entre los cuales el de la tuberculosis, por su parte permitirá observar la evolución de los microorganismos desde el siglo XVII hasta nuestros días, un campo de investigación en pleno desarrollo", añade el comunicado. Por otro lado, se podrán conocer las prácticas funerarias de la época, con todo lo que ello implica para el mundo de la medicina y las técnicas de embalsamamiento, y la vestimenta que se llevaba en aquellos tiempos. El Estado francés y el Museo de Bretaña emprenderán la restauración de la vestimenta y de los zapatos con el fin de presentarlos al público.
fuente : http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/actualidad/10368/exhuman_cadaver_louise_quengo_una_dama_del_siglo_xvii.html?_page=2
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