Antes que nada, por una cuestión de justicia, hay que felicitar a los dos protagonistas de las primarias del psoe ultraperiférico: el señor Paypal y la señora Tarjeta de Crédito (muy inoportuna precisamente en los días de la tormenta de las tarjetas black de Bankia). Entre don Paypal y doña Tarjeta lograron, según Ferraz, que el PSOE de las islas ganara 3099 simpatizantes en un par de días. Y, amigo, eso en estos tiempos en el que el pueblo considera que los partidos políticos son lo más antipático que existe, tiene mucho mérito.
Hay que reconocer que la convocatoria de primarias abiertas a la ciudadanía por el psoe canario fue un experimento novedoso. Una oportunidad para abrir las puertas en esta Bananaria en la que después de 30 años de autonomía las elecciones se han convertido en una aburrida jornada en la que cada vez menos ciudadanos se acercan a las urnas entre la resignación y el interés propio. Se trata de cumplir el trámite previo al juego de las tres sillas donde sabemos que Coalición Canaria tiene siempre reservado el sillón en el gobierno y el PSOE y el PP podrán hacer de animal de compañía. La fuerza estatal que menos votos haya obtenido estará en el Gobierno, y la ganadora, en la oposición. Y así llevamos unas cuantas legislaturas. A esto hay que añadir que el sistema electoral con las barreras más altas del planeta suele dejar fuera del Parlamento la expresión de 150.000 ciudadanos cuyos votos van a la basura. Por eso asistí con curiosidad al proceso de primarias convocado en las islas. Pero la democracia es una cosa demasiado seria para dejarla en manos de profesionales de la conspiración, expertos en pactos secretos entre camarillas y familias (algunas de sangre y apellidos) que luego envuelven en papel celofán para que parezcan acuerdos realizados por el bien de Canarias, de la democracia y del alma de Pablo Iglesias (el fundador del puño y la rosa, no su devorador). Porque si quieren cambiar Canarias primero tendrían que cambiar el partido. ¿Se puede llamar renovar la elección de una heredera en una cena en la casa de un histórico socialista?¿Es acaso renovar que un grupo de alcaldes apadrinen a una candidata?¿Significa renovar intercambiarse avales y simpatías como si fueran estampitas de fútbol?¿Regeneración es emplear recursos públicos de las instituciones para una campaña electoral interna? Pues antes de la irrupción de don Paypal y doña tarjeta de crédito, estas cositas pasaron en el proceso de primarias.
El debate entre los tres candidatos no sirvió para aclarar mucho. Una sucesión de eslóganes y tópicos. Mientras Carolina Darías parecía la portavoz del Gobierno canario (bueno más bien de Pérezl, que los otros consejeros no estaban con ella), Patricia Hernández y Gustavo Matos se alarmaban de las cifras del paro, de la dependencia del sector turístico, del aumento de la pobreza, del retraso en la implantación de las renovables¡ Esto no puede ser! Solo les faltó pedir la dimisión de los consejeros del Gobierno canario. Porque hablaban como si el PSOE no llevara 3 años y medio en el ejecutivo canario, en seis de los siete cabildos y algunas décadas en ayuntamientos de Tenerife cuyos alcaldes se han presentados como los padrinos de la renovación. Querían abrirse a la sociedad pero los métodos de trileros que ahora Ferraz perdona los ha dejado abiertitos como una jarea, con las vergüenzas a la vista de todos.
La lección más destacada del proceso quizá sea que hemos podido comprobar que si en el capitalismo siempre gana la banca, en Bananaria siempre gana Coalición Canaria, y en el PSOE ultraperiférico siempre gana Spínola. Cambian los nombres de los candidatos: Saavedra, Alemán, López Aguilar, José Miguel Pérez y ahora Patricia Hernández, pero siempre gana Spínola. Aunque Gustavo Matos ha sido el que más tiempo llevaba trabajando su candidatura, probablemente Patricia Hernández hubiera ganado sin el acarreo de simpatizantes por Paypal (que también realizaron en Gran Canaria otros candidatos). Con todos sus defectos es justo decir que el novedoso sistema de primarias del PSOE isleño ha sido más participativo que el empleado por el resto de partidos que están en el Parlamento. Aunque algunos sigan hablando de un pucherazo que Ferraz no investigará, puestos a ponerle un nombre gastronómico al proceso yo creo que en realidad las primarias socialistas fueron un insípido potaje de ombligos. Aunque, paradójicamente, el ombligo mayor del Gobierno canario se quedó con las ganas de entrar en el caldero el mismo día que encendieron el fuego.
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