El responsable del catálogo de Especies Amenazadas niega que sea un competidor de los pescadores
El responsable del catálogo Español de Especies Amenazadas, Luis Mariano González, considera que existen ciertas áreas en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, que forman parte de la reserva marina, que conservan el hábitat necesario para que las focas monje vivan de nuevo en sus aguas. González participó en los Cafés Científicos, organizado por Agonane/Ben Magec, en Puerto del Rosario. El investigador aseguró que la foca monje no es un competidor de los pescadores, y que ese falso mito ha sido uno de las causas que han provocado la desaparición de la citada especie marina.
Fuerteventura se ha convertido en los últimos días en un centro de divulgación y debate sobre el estado actual y el futuro de diversas especies marinas, a través de las conferencias ofrecidas por diversos especialistas en los tres Cafés Científicos, organizados por Agonane/ Ben Magec , y dirigidos por la periodista Sofía Menéndez, en el marco de la Semana de la Ciencia y la Innovación en Canarias 2013. Tras la intervención de Vidal Martín y Antonio Fernández sobre los cetáceos, la investigadora Natacha Aguilar se ganó el favor del público con su disquisición sobre los ruidos como amenaza para las especies marinas , que afecta "desde los calderones a las lapas".
La foca monje, popularmente denominada lobo marino, dando nombre por ello a la Isla de Lobos donde habitaban, es una de las especies ya extinguidas en Canarias, comenzando su desaparición en la época prehispánica, puesto que era una importante fuente de alimentación para los aborígenes, que además utilizaban su grasa y su piel para otros usos. En la actualidad otras 84 especies, de flora y fauna, se encuentran en riesgo de extinción en nuestras islas, que concentra el 47,7% del conjunto de especies amenazadas de España (176 en total). Otras 31 especies están calificadas de vulnerables en el catálogo, es decir, que podrían pasar a ser igualmente especies en riesgo de extinción.
La existencia de este Catálogo de Especies Amenazadas, aprobado por real decreto en 2011, "nos obliga a las Administraciones a invertir dinero, tiempo y recursos en la protección de las especies", protección que en algunos supuestos está dando resultados esperanzadores. El caso de la foca monje es uno de ellos, gracias a la reserva marina creada en la península de Cabo Blanco, entre Marruecos y Mauritania, donde la especie se recupera a un ritmo de crecimiento anual adecuado, de tal forma que la colonia asciende ya a más de 300 ejemplares. En Madeira sobreviven apenas unos 40 ejemplares, aunque "el número de avistamientos es cada vez más numeroso y eso es una buena señal", explicó Luis Mariano González.
La pesca y el mito
Además de esta zona del Atlántico, quedan otros dos focos de supervivencia de esta singular especie marina en el mundo: concretamente en Grecia y Turquía, donde están muy esquilmadas. "¿Podría pues, a ese ritmo de recuperación, volver a vivir la foca monje en Canarias?", fue una de las muchas preguntas en las que indagó el público asistente (cerca de medio centenar de personas en cada Café Científico). El conferenciante recordó que ciertas áreas de las islas de Fuerteventura y Lanzarote son parte de la reserva marina, es decir, están siendo objeto de protección y conservan el hábitat necesario para que las focas monje vivan de nuevo en sus aguas.
La colonia de Cabo Blanco se desplaza además hacia el norte a medida que va creciendo y, es por ello que el objetivo principal del plan de acción establecido es, precisamente, conectar las colonias de Madeira y Mauritania.
"Todo ello supondría que de mantenerse este nivel de protección y el ritmo de recuperación de la especie, ejemplares de foca monje llegarían tarde o temprano a Canarias. Otra cosa es que nosotros lo lleguemos a ver", explicó el biólogo. Y añadió que "ahora se dan mejores condiciones que hace años para ello".
Con estas palabras, Luis Mariano González se refirió a la oposición con que las sociedades majorera y sobre todo conejera recibieron el proyecto de repoblación de esta especie hace 15 años. Entonces tuvo mucho peso uno de los mitos con que ha tenido que convivir la foca monje, y que ha sido además una de las causas de su desaparición: acabar con la pesca.
"Como predadores marinos que son, los pescadores los han concebido como un competidor, hasta el punto de que se llevaron a cabo en épocas pasadas campañas oficiales en las que se premiaba su caza", explicó el representante del ministerio de Medio Ambiente.
El tiempo ha demostrado lo contrario, hasta el punto que los propios pescadores han llegado a la conclusión de que las focas no han contribuido a esquilmar el banco pesquero, sino que, como parte fundamental de la cadena trófica, son unos garantes de la pervivencia de la pesca. Y ello, pese a la gran cantidad de pescado, sobre todo pulpo y langosta, que ellos consumen a diario. De hecho, la reserva en la que ellos se reproducen es una de las áreas con más riqueza pesquera, mientras la zona no protegida, es la que ha sido realmente afectada por la actividad pesquera del hombre.
El máximo responsable del Catálogo Español de Especies Amenazadas, Luis Mariano González, lo resumió en su disertación en Puerto del Rosario, explicando ante los asistentes, que "los pescadores artesanales mauritanos siempre mantuvieron una relación de respeto con la foca monje, y mantienen la creencia de que son una especie de guardianes del mar a los que hay que pedir permiso para pescar entregándoles la primera pesca que realizan".
Marta Cantero
Publicado en La Provincia/Diario de Las Palmas, domingo día 01-12-13
fuente : http://www.rtvaguacabra.com
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