Nuestras islas se han convertido en una plantación de molinos eólicos. Donde antes
crecían tomateros y pepinos, ahora desde lejos solo se vislumbran las enormes aspas de
inmensas torres que, según nos dijeron, sería para abaratar el coste de la luz eléctrica.
Nuestro gozo en un pozo pues lo único que nos han dado es un panorama desértico donde
desde lejos y alargando la vista hasta el horizonte, solo vemos molinos y más molinos pues
no queda un lugar libre donde no se haya instalado uno o varios de ellos.
Nuestra economía no se ha visto mejorada, por el contrario, cada vez que nos llega el
recibo de la luz el susto no nos lo quita nadie. Quienes más están sufriendo estos precios
abusivos son los pensionistas, parados o familias sin más recursos que los que les ofrecen
desde diferentes O.N.G.
Otra alternativa la presentan las placas solares pero, la falta de información de los
particulares ante el famoso “impuesto al sol” hizo que muchas personas ni se
planteasen el adquirir una instalación para su vivienda por los supuestos
impuestos a la energía solar.
Sin embargo no todos los ciudadanos pueden permitirse la colocación de placas
solares. El coste de éstas más la instalación supone un buen pellizco al que no
todos podemos hacer frente.
Por lo tanto seguimos con más de los mismo.
María Sánchez.
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