OPINIÓN
En esta ciudad disponemos de un centro de día para personas con enfermedad mental
crónica... sin embargo, y según me cuenta la madre de una afectada, este centro hace
mucho tiempo que no funciona ni cumple las perspectivas que se prometieron en un
principio.
El mal no viene de ahora, las deficiencias vienen arrastrándose desde hace varios años.
Según me comenta la señora, la cocina donde enseñaban a los afectados las bases mínimas
para sobrevivir, está cerrada... tampoco funcionan los ordenadores y de los seis empleados
de los que consta el centro solo asisten dos.
Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de estos enfermos son dependientes de sus
familiares, sobre todo de los padres a los que preocupa el futuro de sus hijas e hijos cuando
ellos no estén.
¿Se podrá buscar una solución?
Este artículo es presuntamente.
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