La idea de esta reflexión me vino a raíz de un tuit de un buen amigo publicado en
la red social Twitter con motivo de las donaciones que las empresas hacen en los momentos duros de las catástrofes. Estaba motivado por el volcán de la isla de La Palma que nos tiene en vilo a todos los canarios y, también, a todos los españoles.
En él, opinaba sobre lo discretas que deberían ser esas donaciones. Las empresas que entregan un dinero (o enseres, a veces, más necesarios) no deberían hacer visible ese altruismo y, en un ejercicio de ética, ser solidarios sin sacar beneficio por ello. La verdad que lo veo loable, pero ¿producente? Yo tengo la otra visión. Y las dos son iguales de válidas.
El ser humano es social por naturaleza y; como una manada, inmensa eso sí, que somos; unos debemos protegernos a otros. Los fuertes ayudan a sobrevivir a los débiles. O por lo menos tendría ser así. En este caso, los damnificados de La Palma han perdido sus casas sepultadas por las lenguas de lava que bajan, ladera abajo, hasta llegar al mar. Casi 2.000 de hogares perdidos y 7.000 desalojados en los municipios de El Paso, Los Llanos de Aridane y Tazacorte. Hay que ayudarles. Las ilusiones de sus vidas, que han ganado con todo el esfuerzo, se pierden en un suspiro por la bajada de magma buscando su camino descendente sin mirar qué encuentra a su paso o que sueños destroza.
Y, aparte de la infinita lista de ciudadanos que aportan “lo que se puede”, hay muchos artistas trabajando gratis para recaudar fondos. Ayer mismo me llamaban para pedirme teléfono de contacto de algunos de ellos para una Gala que quieren organizar. Es más, yo ya tengo mi entrada para la del día 30 en Moya. Lo viví en mis carnes cuando el incendió que asoló la cumbre de Gran Canaria, en el que participé de voluntario en el refugio de los evacuados en el polideportivo de San Mateo. Lo digo, y presumo de ello. Postureo, sí. Y lo tengo claro. Pero, ¿Es lícito que las empresas que aportan parte de su patrimonio para estas donaciones, lo hagan de forma anónima o sin sacar rendimiento mediático por ello?
Aquí está el debate. Frente a la teoría de que no es muy honesto hacer publicidad de estas donaciones por que la solidaridad debe ser desinteresada, está la de los que piensan que, si les aporta una buena imagen ¿Por qué no destinar parte del presupuesto de publicidad a causas justas, ya sean o no urgentes? Mi posición, y quiero que entiendan que es la mía y que razono que cada uno mantenga la suya, es la de buscar la raíz de la cuestión. En caso de catástrofe todos tenemos que ayudar y la meta es conseguir cuantos más fondos, mejor. Creo que hasta ahí estamos todos de acuerdo. Lo repito, la meta es conseguir la mayor cantidad de fondos. Si las grandes empresas no quieren donar porque es un gasto que no contemplan en sus presupuestos no podemos criticarles. Su negocio es su negocio. Pero si, publicitándolo, se decidieran a donar ¿no estaríamos recibiendo una aportación extra que se hubiera perdido? Esa es mi visión: entre una donación no hecha y una realizada para dar imagen a una empresa, me quedo con la segunda opción. Y es simple, porque la misión de la solidaridad es conseguir la mayor cantidad de aportes para llegar a más personas y con mayor efectividad. En la época del postureo, que hemos creado entre todos, no nos quejemos de la gente que hace las cosas por imagen. Esta la sociedad actual que tenemos y, yo, aplaudiré como miembro activo de alguna ONG a todas las empresas solidarias que se sumen a donar artículos o dinero y sean valientes de publicarlo. Porque, como dice mi hermano, si una empresa de fabricación de calzado dona parte de sus beneficios públicamente, su competidora en el mercado lo hará para no ser menos. Y, acuérdense, lo importante es la meta.
Luis Alberto Serrano
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