Suele ocurrir cuando los complejos se superponen a las certezas; cuando la puesta en escena es un desastre; cuando los políticos acuden a una manifestación en defensa de lo que nos une evitando sin embargo la foto con representantes de ideologías molestas;
cuando se reclama la unidad de España y ni ellos mismos logran permanecer unidos al hacerse la foto de familia; cuando Albert Rivera tiene que posar junto a la bandera de los gays para marcar distancias con el espíritu moral yacente en un creciente sector de la opinión española; cuando se reduce el papel de los miles de asistentes al de meros comparsas para el izado de banderas; cuando un acto reivindicativo de capital importancia se yuxtapone al postureo de los líderes; cuando Moreno Bonilla tiene que ser conminado por la dirección de su partido a estar en Madrid en vez de acudir a un bautizo; cuando los encargados de leer el manifiesto oficial de los convocantes son tres mediocres periodistas de cámara; cuando impera el miedo a la mafia mediática progresista y se prohíbe la exhibición de símbolos históricos; cuando se pretende amordazar los mensajes de los ciudadanos en base al principio de la corrección política; cuando la pugna mediática entre los líderes de los tres partidos convocantes termina minimizando el objetivo de la concentración; cuando todo esto ocurre, y otras muchas cosas más, entonces es lógico que la concentración de hoy en Madrid haya congregado a mucha menos gente que lo que exige la gravedad del momento político presente.
Una cifra aseada de asistentes, sí, pero notablemente por debajo de lo que habíamos calculado. Muy por debajo de la concentración feminista de hace un año en esa misma plaza. Muy por debajo de la última concentración del Orgullo Gay. Por los suelos si la comparamos con cualquier Diada. Es lo que ocurre cuando los complejos prevalecen sobre las convicciones y las exclusiones se imponen al “todos unidos”. Es lo que ocurre cuando se defienden principios contrarios a los que se defendían ayer. O cuando la proscripción de símbolos atañe a los que sienten como propios miles de españoles y no por ejemplo a los de la masónica Unión Europea. Es lo que ocurre cuando se deja la organización de una concentración en defensa de España en las tibias manos de los dirigentes políticos nacionales, incapaces hasta de ponerse de acuerdo en lo esencial, con mensajes confusos, mediocres y a veces contradictorios.
La Delegación del Gobierno cifra la asistencia en 45.000 personas y los organizadores en 200.000
PP, Ciudadanos y Vox han lanzado esta mañana en Madrid su definitivo órdago a la grande contra el Gobierno de Sánchez con una manifestación que ha logrado escenificar, tapizando la capital de rojo y gualda, la repulsa y la sensación de emergencia nacional que las cesiones de Moncloa al independentismo han provocado en amplios sectores de la sociedad española. La Delegación del Gobierno ha cifrado e 45.000 los asistentes, mientras que Ciudadanos y PP hablan de 200.000 personas.
“Adelante españoles. Sin miedo a nada ni a nadie” ha sido uno de los lemas que más se ha leído en las pancartas mientras Colón se iba llenando al ritmo del racial “¡Qué viva España!” de Manolo Escobar. “Golpistas a prisión” y “Pedro Sánchez traidor: España no se vende” son otras consignas utilizadas por los manifestantes.
El primero de los tres políticos que se disputan el liderazgo de la oposición en llegar a Colón y hablar ante los medios fue Santiago Abascal que, fiel al estilo de Vox, lanzó sin pelos en la lengua potentes andanadas contra el Gobierno del Partido Socialista. “Volvememos a Colón para denunciar la traición de un Gobierno ilegitimo y mentiroso”, dijo Abascal. Tras una venenosa referencia de pasada a “la mediocridad de algunos” a la hora de luchas contra el independentismo, el líder de Vox recordó que “el golpe de Estado de los separatistas debe sofocarse hasta sus últimas consecuencias”. Abascal aprovechó la ocasión para enumerar la hoja de ruta que maneja su partido, una estrategia que culmina con que “los españoles debemos ser llamados a las urnas inmediatamente” ya que “el gobierno ha puesto encima de la mesa la soberanía de la nacional, que solo pertenece a los españoles”.
Poco después de que saliera el líder de Vox del set de declaraciones hizo su entrada el equipo de Ciudadanos con Mario Vargas Llosa, Manuel Valls y Begoña Villacís a la cabeza. Pero fue el presidente de Cs, Albert Riveraquien tomó la palabra para dejar claro que “hoy hay un antes y un después en esta legislatura. Hoy a Sánchez se le ha acabado la escapada”. Para el político catalán el lleno hoy en la Plaza de Colón supone un “no rotundo al separatismo y un sí a España. Un sí a España y un no a Sánchez”. Rivera afirmó asimismo que “Sánchez ha engañado a los españoles. Hizo una moción de censura para convocar elecciones y no lo ha hecho”. Para el líder de Cs el clamor en Colón ha sido un “clamor porque queremos votar”. No faltaron también los ataques a Sánchez cuando afirmó que “sólo está preocupado por viajar en el avión y en el helicóptero y no por escuchar a los españoles”.
Casado justificó la
convocatoria de la manifestación al comienzo de sus palabras ante los
medios: “Este es el último recurso que nos quedaba”. Después de que la
oposición llevara meses denunciando lo que estaba haciendo el Goberno,
el PP lo que pide ahora es “unas elecciones generales en las que los
españoles den su opinión sobre lo que está llevando a cabo el Gobierno”.
“No podemos seguir después de 40 años seguir intentando integrar a los
que quieren desintegrarnos. Ya no cabe más rendición socialista ni
chantaje separatista. Debe cesar el dialogo con los que quieren romper
España. Basta de gestos”, sentenció el líder del PP. Casado sacó pecho
en referencia a su papel de principal partido de la oposición cuando
recordó lo importante que es que se hayan congregado 7 partidos
constitucionalistas para defender el marco de conviviencia inaugurado en
1978. Pese a todo, “hoy no es un día de partidos sino de ideas y
valores”, afirmó.
Ya en el estrado los periodistas Carlos Cuesta, María Claver y Albert
Castillón fueron los encargados de leer el manifiesto en el que se
insistió en la exigencia de elecciones, en el apoyo sin fisuras a los
jueces ante las presiones del independentismo y el rechazo a las
cesiones del Gobierno. “Sánchez ha cedido al chantaje independentista
con el único objetivo de mantenerse en el poder”, dijo Claver en un
momento especialmente aplaudido de su intervención. Pero quizá el
momento en el que con más intensidad se aplaudió fue cuando Castillón
habló de la bandera nacional y de cómo es ésta la que nos defiende y nos
ampara a todos.El broche final a la festiva manifestación fue el Himno Nacional para el que subieron al estrado todos los líderes políticos presentes esta mañana en Colón. La pelota queda por tanto desde este momento en el tejado del inquilino de La Moncloa que tiene ahora una difícil decisión por delante entre seguir manteniendo una contestada política de gestos con los independentistas o acercarse a un bloque constitucionalista dispuesto a continuar las movilizaciones hasta que se convoquen unas elecciones que Sánchez quiere retrasar lo más posible.
fuente: http://www.alertadigital.com/2019/02/10/mas-complejos-que-verguenza-de-los-dirigentes-politicos-en-la-concentracion-de-colon/
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