COSTUMBRES DE MI TIERRA.
CALADOS E HILADOS DE INGENIO
En los años setenta, ochenta y casi hasta los
noventa, el que las mujeres estudiaran no era lo más normal. Esto lo hacían las
más privilegiadas o aquellas que sus padres podían permitirse el costear una
carrera.
Los estudios estaban más reservados para los
hombres. Las chicas, una vez que salían del colegio, se apuntaban en la costura
donde aprendían el corte y confección diseñado por “Sistema Amador”
Pero, no eran todas las que se inclinaban por
andar entre reglas, patrones y telas. Las había con otros gustos relacionados
con la costura como era, por ejemplo, el calado, filtiré o el Richelieu, más
conocido coloquialmente, como “rechilu”
La cuna del calado se
encontraba entre los municipios de Agüimes e Ingenio, aunque también se podían
encontrar grandes caladoras en Guía, Moya, Telde o Gáldar, en Gran Canaria, sin
olvidarnos de las islas de La Palma, Tenerife o La Gomera.
Para realizar el calado se precisa de un telar,
más o menos grande según las dimensiones del trabajo a realizar. Las mujeres se
reunían en una casa que dispusiera de un patio grande donde pudieran estar
varias juntas.
Unas calaban para vender por su cuenta o de
encargo, para una persona que les pagaba lo anteriormente convenido. Estas
personas les proporcionaba las telas y diseños. Existían también las
repartidoras que recorrían las casas dejando telas y recogiendo los trabajos finalizados
para luego venderlos.
El calado es una de las artesanías más complicadas
y delicadas de las elaboradas por las mujeres. El proceso del calado es
laborioso ya que primero hay que deshilar el tejido para luego rellenarlo dándole
diferentes formas.
Estos trabajos se exportaban fuera de nuestras
fronteras donde tenía mucha fama y eran muy bien acogidos y bien pagados.
A pesar de ser una artesanía muy arraigada en
nuestras islas, no arranca de nuestros ancestros ni de pueblos aborígenes. Nos
llega de épocas posteriores a la conquista de las islas, por lo que se cree que
lo traen de pueblos peninsulares e incluso de Portugal.
Como final a estas notas. debo decir que la artesanía
popular canaria, así como la de cualquier otro país, merece todo el respeto y consideración
pues con ello estamos respetando y recordando a nuestros mayores, sin olvidar
que gracias a ella nuestros antepasados llevaron el pan a sus casas.
María Sánchez.
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